La Siberia extremeña no es vasta, fría, ni angosta como la rusa. «La nuestra es verde y azul», dice el profesor de la Universidad de Extremadura (UEx) José María Corrales. Esta comarca está bañada por cinco embalses que enriquecen aún más la flora y la fauna de un paraje natural sin parangón en el que se mezclan sierras y playas, islas y dehesas, bosques y humedales... «y que tiene hasta plantas carnívoras», exclama el profesor.

Corrales es además presidente de la Junta Rectora del Parque Natural del Tajo Internacional, un espacio transfronterizo que recibió en 2016 un importante reconocimiento de la Unesco: la designación como Reserva de la Biosfera. Y este título es el que persigue también la Siberia extremeña, que aspira a convertirse en la primera Reserva de la Biosfera de Badajoz, la tercera de la región (tras Monfragüe y Tajo Internacional), la 50 de España y casi la 700 del mundo.

Entrar en este escaparate mundial es la fórmula en la que lleva trabajando desde 2014 una parte de esta comarca del noreste pacense, porque no todos comparten este propósito. Quienes apoyan el proyecto lo hacen con dos objetivos claros y vitales para cualquier territorio aislado y rural como este: desarrollo y futuro.

«Ser Reserva de la Biosfera te sitúa en un exclusivo mapa internacional y ofrece oportunidades para la educación, la recreación, el turismo y el desarrollo económico», señala Rosa María Araujo, la presidenta del Centro de Desarrollo Rural (Ceder) La Siberia, de donde partió la iniciativa hace ya cuatro años, que cuenta con el respaldo de la Diputación de Badajoz, la Junta y la Confederación Hidrográfica del Guadiana, entre otras. «Barajamos otras fórmulas, pero apostamos por luchar por ser Reserva de la Biosfera porque, a diferencia de otras figuras de promoción o protección, los objetivos, instrumentos, programas y desarrollo lo marcan los propios habitantes del territorio», prosigue Araujo.

Pero, ¿qué es exactamente una Reserva de la Biosfera? La Unesco creó esta denominación en los años 70 dentro del programa El Hombre y la Biofera (MaB en sus siglas en inglés) para compaginar la conservación de parques naturales de especial importancia por sus ecosistemas con el derecho a desarrollarse por parte de las poblaciones que vivían en su entorno, explotando sus recursos de una forma sostenible.

«No es una figura de conservación similar a las recogidas en las leyes de espacios protegidos ni supone ninguna limitación o protección aparte de la que ya tenga un territorio, porque no solo se concede por el patrimonio natural de un lugar, sino que distingue espacios en los que el hombre y la naturaleza han convivido en armonía a través de los siglos», señala Corrales. Y ese equilibrio, dice, se da a la perfección en esta comarca pacense en la que conviven algunos de los pueblos de España más alejados de su capital con un ecosistema único. Basta asomarse a ella para descubrir que es la comarca española con más kilómetros de costa sin tener mar gracias a sus cinco embalses (La Serena, Zújar, García Sola, Cíjara y Orellana) que han favorecido la aparición de islas «que desde el punto de vista de la conservación es muy importante».

CARACTERÍSTICAS / Sus paisajes y una vegetación «magníficamente conservada» son otros de los encantos de este rincón extremeño que cuenta con grandes extensiones de espacios naturales protegidos dentro de la Red Natura 2000 (es una de los requisitos) y aguarda muchas singularidades: hay trampales o turberas, formaciones más características de zonas cantábrico-atlántico, «donde existen incluso plantas carnívoras» y enclaves naturales «espectaculares como una formación rocosa parecida al Salto del Gitano de Monfragüe que aquí se denomina El Muro en el que nidifican centenares de buitres, es un espectáculo», insiste el profesor. Hay más. En el interior de La Siberia el río Guadiana llega a estrecharse hasta ocupar apenas 25 metros de ancho, en lo que se conoce como Hoces del Guadiana, y tras el verano se puede contemplar, como casi en ningún sitio, un espectáculo único: la berrea del ciervo y la del gamo (llamada ronca) en la Reserva Regional de Caza del Cíjara, con más de 25.000 hectáreas a las que se suman otras 30.000 de montes de utilidad pública. Cobija además diversas especies amenazadas o en peligro de extinción como el lince ibérico, el milano real o el jarabugo, entre otros, y a todo ello se suma también un rico patrimonio histórico y cultural: el dolmen de Valdecaballeros, pinturas rupestres, la mayor colección de estelas decoradas de toda la provincia, una red de castillos que incluye algunos de los mejores conservados, como el de Puebla de Alcocer, y una red de vías pecuarias que en muchos tramos se mantiene intacta. La lista es mucho más extensa: la comarca siberiana también cuenta con importantes zonas de interés geológico o paleontológico.

Sin embargo, pese a que todos reconocen sus maravillas, no todos los vecinos de la comarca apoyan que la Siberia sea Reserva de la Biosfera. De los 17 municipios que la integran, hay seis que han decidido (vía pleno municipal) quedarse fuera del proyecto. Son Baterno, Casas de Don Pedro, Siruela, Talarrubias, Garlitos y Esparragosa de Lares. En estos dos últimos pueblos incluso llegó a celebrarse un referéndum. «En Garlitos ganó el no con un 95% y en Esparragosa con un 80%», cuenta Juan Metidieri, presidente Apag Extremadura Asaja. Esta organización agraria ha encabezado un movimiento contrario a la candidatura. Metidieri recela de las promesas de que esta designación serviría para fomentar el desarrollo de la zona: «Nos cuentan la misma película que nos contaban con la Red Natura 2000 o la zona ZEPA, decían que era buenísimo y solo ha traído denuncias, sanciones y limitaciones». Es más, insiste en que se incrementará el proteccionismo: «Limitará los usos y actividades agrarias, va a ser una apuesta clara por el subdesarrollo que ya tenemos bastante en esta comarca donde los pueblos están agonizando. No se podrán hacer carreteras, vías férreas ni poner placas solares». Además, Metidieri lamenta que no se esté consultando a los propietarios y arrendatarios de los terrenos: «Esto se está haciendo por imposición del Ceder sin tener en cuenta a los que van a sufrir el aumento de la regulación y el proteccionismo».

Comparte sus argumentos el alcalde de Talarrubias. Antonio García entiende el miedo que tienen agricultores y ganadores a que sus actividades se puedan ver frenadas. «Siempre se empieza diciendo que no va a haber restricciones y luego poco a poco las hay». Y vuelve a poner de ejemplo a la zona ZEPA. «Hemos planteado poner placas solares en 1.200 hectáreas de propiedad municipal que tenemos en zona de protección de aves, pero no nos dejan así que creo que será un error que la candidatura salga adelante». García apoya que se impulsen actividades como el turismo en la zona, «pero para eso no hace falta ser Reserva de la Biosfera, las riquezas ya las tenemos».

Ante los argumentos de los contrarios, el profesor de la UEx es claro. «No va a significar una mayor protección, los usos y aprovechamientos se van a seguir manteniendo». Basta un ejemplo: «la Reserva de la Biosfera de las Mariñas Coruñesas es la zona con mayor concentración de fábricas de Galicia, allí están las industrias de Amancio Ortega o de Estrella Galiaia». No obstante, Corrales entiende que solo el uso del término reserva puede despertar cierto recelo, «están pensando en darle una vuelta». Aun así, él no tiene dudas: «puede suponer un desarrollo con iniciativas ligadas al turismo, a la marca de productos,... porque la comarca está sufriendo una sangría de población».

LA DECISIÓN FINAL / Y así, la carrera de la Siberia extremeña sigue adelante y cada día está más cerca del objetivo final. La candidatura se presentó oficialmente en diciembre y esta misma semana la propuesta ha recibido un informe favorable de revisión del comité científico nacional. El siguiente pasó importante se dará en septiembre. El próximo mes se conocerá si el comité español del Programa MaB decide enviar el proyecto extremeño al comité internacional de la Unesco. Este órgano es el que deberá emitir un veredicto definitivo que se conocerá en julio del próximo año coincidiendo, como siempre, con la reunión anual que celebra este programa. «Cabe destacar el gran proceso participativo e informativo que se ha desarrollado en el territorio para que la Siberia extremeña presente una propuesta consensuada en la que todos los actores territoriales han podido participar», destacan desde el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN), que coordina el Programa MaB en España. Junto a la Siberia hay otras dos candidaturas españolas en trámites.