El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha desarticulado una red que durante tres años organizó cacerías ilegales de lobos en el municipio pacense de Monterrubio de la Serena, al tiempo que ofrecía a los cazadores la posibilidad de matar tigres y leones --en la mayoría de los casos enjaulados-- para así cobrar sus trofeos.

La operación, que al cierre de esta edición continuaba abierta, ha permitido en una primera fase la detención de siete personas. En concreto, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación, se trata del dueño de la granja cinegética ubicada en la Sierra del Oro, dentro del término municipal de Monterrubio; su hijo menor de edad; dos guardas de la finca; la persona que ejercía de intermediario entre el dueño de la granja y los clientes ; y una pareja que se encontraba en la explotación durante la operación policial, quienes han sido puestos en libertad tras prestar declaración.

Los cinco restantes permanecían ayer en dependencias policiales, según las fuentes consultadas. El dueño de la finca y principal inculpado rehusó declarar ante los agentes de la Guardia Civil y aseguró que sólo hablará ante el juez. El caso lo lleva el juzgado de Castuera.

La operación, llevada a cabo por agentes del Seprona de Don Benito y de Castuera, lleva semanas abierta aunque llegó a un punto culminante hace aproximadamente diez días, cuando los efectivos policiales tuvieron constancia del traslado de un animal salvaje a la zona de La Serena. Se estableció un dispositivo de vigilancia y el pasado sábado los agentes decidieron intervenir tras tener constancia del abatimiento de un tigre en una granja, teóricamente dedicada a ciervos, gamos y muflones.

PANORAMA DESOLADOR El panorama que se encontraron era desolador. En la explotación hallaron los restos de dos lobos decapitados --que serán analizados por el Colegio Veterinario de Cáceres--, los despojos de dos tigres, así como un tigre y un león enjaulados. No se descarta que se produzcan nuevos hallazgos durante los intensos registros que se están llevando a cabo. De hecho, los restos de uno de los tigres sacrificados estaban siendo utilizados para alimentar a uno de los animales enjaulados, lo que hace pensar a los responsables de la investigación que el animal fue abatido en otro lugar cercano. Por ello se ha solicitado a la autoridad judicial varias órdenes de registro en casas y fincas particulares de la zona y no se descartan nuevas detenciones en las próximas horas.

Los primeros indicios apuntan a que los responsables de esta trama llevaban tres años introduciendo en la región lobos que figuraban como perros cimarrones. Con estos animales se organizaban cacerías en la misma finca. Para ello se introducían los lobos en una especie de parrilla de salida , parecida a las de las carreras de galgos, y cuando eran soltados los cazadores los abatían. Respecto a los tigres y leones, al parecer eran animales viejos que se compraban a circos. Permanecían encerrados en jaulas y la mayoría de las veces eran abatidos allí mismo, puesto que los supuestos cazadores estaban más interesados en cobrarse los trofeos que en vivir posibles aventuras.