Las túnicas negras de la Antigua y Pontificia Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y Jesús Orando en el Huerto volvieron como cada Martes Santo a las calles de Jerez de los Caballeros para protagonizar la procesión del Silencio, tan solo roto por el sonido estremecedor de las cadenas de los penitentes contra el suelo de las calle, la que partió como manda la tradición a las diez de la noche de la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel.

Los nazarenos, ataviados con su capa y capirote también negros con peto blanco y su característico cinturón de esparto, acompañaron en el recorrido a sus dos pasos. El primero, obra del escultor onubense Antonio León Ortega, refleja la oración de Cristo en el Huerto de Getsemaní, y la segunda, de autor desconocido, la Virgen del Rosario.

La Semana Santa de Jerez se tiñe hoy del rojo de la cofradía del Ecce-Homo, que saldrá en procesión a las nueve y media de la noche de la Iglesia de San Miguel, desde donde partirán el misterio que conforman cuatro figuras: el Ecce-Homo, Pilatos, un romano y un etíope, y la imagen de la Virgen de los Dolores.