Llega el calor y las vacaciones y atrás quedan por fin los exámenes, a no ser que alguna asignatura rezagada esté todavía pendiente para esta semana. Esta es la situación de la mayoría de los universitarios extremeños, cuyos conocimientos han sido puestos a prueba durante el pasado mes de junio. Esta es también, sin distinciones, la situación de Mamen Arroyo y Vicente Méndez, estudiantes de Terapia Ocupacional y Derecho, respectivamente, en la Uex y discapacitados.

"Pero no pobrecitos", aclara rápidamente Vicente. Y es que tras toda una vida conviviendo "estupendamente" con la ceguera total (según su propia descripción), este emeritense de 21 años que durante el curso vive de forma independiente en Cáceres, tiene clarísimo que una cosa es ser ciego y otra muy distinta "no poder hacer nada". Así, en su opinión, "las discapacidades no son impedimentos, sino cosas que nos caracterizan" y aunque reconoce que la deficiencia visual le produce ciertas dificultades, prefiere hablar de "dificultades relativas".

Apoyo académico

En consecuencia, Vicente es consciente de que necesita ayuda, "pero es que ayuda necesitamos todos", especifica. De momento, no tiene problemas para arreglárselas por su cuenta en su piso de estudiantes de Cáceres. "Friego, plancho... estoy muy bien enseñado" explica sin esconder, divertido, que cuenta con el apoyo logístico de los tapers de su madre.

Un apoyo que en el ámbito académico ejerce la Unidad de Atención a Estudiantes con Discapacidad, integrada por Alberto Herrera, Diana Arroyo y María Barquilla y que, actualmente, atiende a 128 universitarios en la región. En el caso de Vicente, su labor resulta especialmente importante en épocas de exámenes. "Ellos acuden a la prueba con un ´braille hablado´ --un aparato que los ciegos utilizan para tomar notas y poder imprimirlas en braille o tinta--que les facilita la ONCE, para evitar cualquier sospecha de copieteo. Después, cuando termino el examen se ocupan de imprimirlo, para que el profesor pueda leerlo". Aparte de este tipo de tareas concretas, los miembros de este departamento ofrecen todo el apoyo y respaldo que un discapacitado pueda necesitar en el ámbito académico.

Una labor para la cual Vicente, que es bastante crítico --no en vano tiene vocación de periodista--, no ofrece más que elogios, al igual que le ocurre a otra compañera que recibe también la atención de la unidad de la Uex. Desde la experiencia de la ataxia cerebelosa que padece (pérdida de la coordinación de los movimientos resultante de un daño en el cerebelo), Mamen decidió estudiar Terapia Ocupacional que, según comenta sonriente, "es una profesión en la que no te meten muchas prisas".

Como paciente habitual en consultas de Fisioterapia, siempre se había sentido atraída por esta materia. "Me han ayudado mucho y yo quiero hacer lo mismo por los demás, aunque una también sabe cuáles son sus limitaciones". Pero pese a carecer, por su discapacidad, de la fuerza o la coordinación necesarias para ser fisioterapeuta, la Terapia Ocupacional le viene como anillo al dedo. "Para algunos pacientes, lograr encajar dos piezas en toda una mañana es un logro y yo estoy acostumbrada a ir despacio", comenta con el buen humor que le caracteriza.

En su experiencia como estudiante, en cambio, la falta de tiempo sí que se convierte en un obstáculo importante. "En los exámenes necesito más tiempo, por ejemplo, y me sirve de gran ayuda contar con el respaldo de la Unidad de Atención de la Uex para que no parezca que estoy pidiendo un favor", especifica. Pero pese a estas barreras, que se van superando, Mamen no descarta trabajar durante algún tiempo en Reino Unido, donde su profesión cuenta con un amplio reconocimiento.

Desde luego, ni a Mamen ni a Vicente les falta ilusión para conseguir sus proyectos ni determinación para ejecutarlos. Y ninguno tomaría atajos, "porque sin mi discapacidad no sería yo, perdería mi personalidad; hemos crecido juntas y nos llevamos bien, de momento". Por supuesto, hay momentos duros, pero ellos saben que tienen una sola discapacidad y muchas capacidades. Aunque muchos aún no se den cuenta.