Poca expectación y empate entre admiradores y detractores. Una veintena de personas acudieron ayer al Palacio de Congresos de Mérida, donde la reina Sofía presidió la inauguración del Congreso Internacional de Arqueología Clásica, para protestar contra la crisis con lemas como "¡Sofía, Sofía, la olla está vacía!". Otros tantos se concentraron también, pero para tener la oportunidad de ver en directo a su alteza y trasladarle su admiración. Esta, sin embargo, no se acercó a saludar a quienes le esperaban en la calle y concentró su simpatía y amabilidad habitual de puertas para adentro del congreso, donde tuvo oportunidad de charlar con las autoridades y asistentes al congreso. Además, se desvió ligeramente de la ruta marcada para visitar los estands de libros del congreso, donde se llevó una revista alemana sobre estudios etruscos (referentes a Etruria, un país de la antigua Italia).

Primaveral en un día caluroso, con un traje floreado en tonos pastel, la reina Sofía llegó a Mérida con la sonrisa protocolaria que no borró en ningún momento. Mientras desde el otro lado de la calle un grupo de 20 manifestantes vinculados al movimiento por la renta básica, le recibían con protestas y silbidos, un grupo de trabajadores del servicio de catering del congreso improvisó un aplauso. Otra veintena de personas, acompañadas de algún periodista, intentaron llamar la atención de la reina para que se les acercara, sin éxito.

Entre protestas y aplausos

Seguidores y detractores coincidieron en un perfil variado, con presencia de diferentes tramos de edad y sexos. "He venido porque me hace ilusión, aunque ya la he visto dos veces, pero hace muchos años", explicó Carmen Ginés, una cocinera emeritense. "Yo he leído su libro y la admiro mucho", comentó Benita Mayoral, de Puebla de Alcocer, pero de visita familiar para ayudar en el cuidado de su nieta. "Yo nunca la he visto y tenía curiosidad, aunque esperaba más gente", indicó David Molina, un joven en paro.

"Quizá ha habido poca publicidad", sugirieron, ante la escasa presencia de público, un grupo de mujeres que hicieron amistad en la espera, entre ellas, las hermanas Lola y Victoria Recio, Maribel Méndez e Isabel Pulido. También admitían que puede influir que la Casa Real no pasa por su mejor momento. Desde la otra acera llegaban referencias a esas cuestiones, que animan a Marichalar a trabajar en "el Pizza Hut" o Urdangarín en el "Burger King".

Dentro, Doña Sofía se prodigó en apretones de mano y sonrisas, atendiendo amablemente a todos los que se acercaron a saludarla y acompañada sobre todo por políticos extremeños, como el presidente, José Antonio Monago, la consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales, o la vicealcaldesa de Mérida, Raquel Bravo. Antes de marcharse, sumó al resumen del programa del congreso la publicación sobre estudios etruscos. "No esperaba que se acercara, ha sido una sorpresa", comenta Mirko Vonderstein, el editor alemán que regaló a Doña Sofía el ejemplar que, junto con el empate de aplausos y protestas, se llevó de Mérida.