A pesar de los informes médicos, la guardia civil Asunción López ingreso el pasado lunes en Alcalá Meco para cumplir cuatro meses de prisión. Esta extremeña, de 39 años y natural de la localidad cacereña de Jerte, tendrá que hacer frente a una pena por haber abandonado durante 10 minutos su puesto de trabajo para felicitar la navidad a unos compañeros.

Los hechos ocurrieron en la Nochebuena de 1999 y desde entonces su vida ha dado un giro total. Esta agente, destinada en Segovia, fue condenada por un Tribunal Militar por un delito de abandono de servicio de armas, al abandonar durante unos minutos el servicio y visitar con el vehículo oficial a unos compañeros que estaban de guardia. A pesar de la corta duración de la visita, unos 10 minutos, y estar localizable permanentemente por las transmisiones, la justicia militar interpreta esta acción como un delito.

Desde hace dos años, Asunción López se encuentra en baja psicológica e ingresó en Alcalá Meco, a pesar de que los informes médicos del propio Ministerio de Defensa desaconsejaban su ingreso. El delicado estado de salud de la agente y las más de 10.000 firmas recogidas tampoco fueron suficientes para lograr el indulto, denegado por el Gobierno en octubre del 2002.

A las pocas horas de su ingreso, Asunción recibió la visita de su familia y de sus hijos, lo que pudo animarla en la soledad de su estancia en Alcalá Meco. Quienes han podido acompañarla estos días en la cárcel, dicen que la guardia civil extremeña se encuentra "totalmente medicada para tenerla más controlada, por su depresión".

La agente es la única interna en su módulo, donde apenas puede tener contacto con otras personas. Para los miembros de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, "Asunción está recibiendo un trato inhumano" por lo que tiene previsto iniciar una serie de acciones para intentar subsanar esta situación. Asimismo, este colectivo va a pedir a los tribunales internacionales que los guardias civiles puedan acogerse a la remisión de las condenas.