Cuatro de cada cinco coches que se comercializan en Extremadura no pagan el Impuesto de Matriculación, que en la última década ha visto reducidos sus ingresos prácticamente en sus tres cuartas partes en la comunidad autónoma. Conforme a los datos de la Agencia Tributaria, de los 16.488 vehículos matriculados en la región durante el 2017, 13.118 (casi un 80%) no tuvieron que abonar este tributo por tratarse de modelos que están por debajo de los 120 gramos de emisiones de dióxido de carbono (CO²) por kilómetro recorrido. Los datos del primer trimestre del año han ido en esta misma línea, con 4.432 automóviles que han quedado exentos de un total de 5.818 inscripciones, un 76,2%.

Por contra, cuando en el 2008 se implantó esta tarifa impositiva que permite pagar menos cuanto menos contaminante es el coche, la proporción era prácticamente la contraria, de manera que solo se libraron de la exacción poco más de un 20% de los automóviles.

Luego, las progresivas mejoras introducidas en los vehículos para hacerlos menos contaminantes, junto a un desplome de las matriculaciones que se dejó notar desde el mismo estallido de la crisis, han hecho que la recaudación del Estado por este impuesto no haya dejado de caer en la comunidad autónoma en los últimos años. En el 2007, fueron 28,2 millones de euros, que pasaron a 15,6 en el 2008, primer año en el que estaba vigente el nuevo sistema, para acabar tocando suelo en el 2013, cuando ni siquiera se alcanzaron los tres millones de euros. Desde entonces, en sintonía también con la mejora que ha ido experimentado el mercado automovilístico en España, la recaudación ha ido repuntando, para acabar el año pasado algo por encima de los cuatro millones de euros. Esta cifra supuso una cuota media por coche de 245 euros, frente a los 1.221 del 2007 o los 951 del 2008. En el conjunto del país, el descenso ha sido proporcionalmente bastante similar: de 1.077 millones de euros recaudados en el 2008 a 390,2 el año pasado.

Sin embargo, esta situación podría cambiar a partir del próximo ejercicio. Después del escándalo por las emisiones contaminantes de los motores diésel del Grupo Volkswagen, se ha introducido un nuevo protocolo de emisiones, más fiable y que varía la forma en cómo se testan los vehículos. El objetivo es adaptarse a una conducción más cercana a la realidad. Denominado Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros (WLTP en sus siglas en inglés) sustituye al método anterior, el NEDC, que había sido desarrollado en la década de los ochenta, y se convertirá en el sistema de referencia a partir de enero del 2019 para el Impuesto de Matriculación.

Por eso, desde la patronal de los concesionarios Faconauto se avisa de que la situación se puede revertir por completo. De acuerdo a sus cálculos, el 80% de los coches que ahora no pagan tendrían que empezar a hacerlo desde el año próximo. En no pocos casos, las mejoras tecnológicas de los fabricantes se han implementado para que los vehículos se queden justo antes del umbral de los 120 gramos, por lo que con el nuevo sistema «muchos de ellos se van a situar por encima», avanza Raúl Morales, director de Comunicación de Faconauto.

El sector ha reclamado en repetidas ocasiones la supresión de este tributo. «Lo ideal sería que desapareciera», sostiene Morales, para quien, una vez que esto parece poco probable, «habría que ir a un impuesto ‘verde’ que se vinculara, más que a la posesión, al tipo de uso que se le diera al coche». En cualquier caso, agrega, «lo que queremos es que el cambio de sistema de mediciones no repercuta en el cliente final».