Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los cardenales". Como en el resto del mundo, estas palabras de Benedicto XVI causaron ayer una enorme sorpresa, expectación y hasta incredulidad en Extremadura.

"No es un hecho común e históricamente ha sido una excepción, pero lo asumo con gran serenidad consciente de que es posible", explicó ayer el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro que valora como un gesto de gran responsabilidad y amor a la Iglesia la decisión del Papa. "Es un servicio extraordinariamente generoso y lúcido reconocer la limitación de nuestras fuerzas, ponernos en manos del Señor y dar paso a quien pueda asumir en mejores condiciones el gobierno de la Diócesis de Roma y de la Sede de San Pedro", insistió el obispo.

El prelado placentino precisó que la marcha de Benedicto XVI dejará una profunda huella durante mucho tiempo, "por la hondura y la belleza de su magisterio como sucesor de Pedro". Su "impresionante formación teológica", su "espiritualidad evangélica" y su pobreza, sencillez y entrega son otros valores que le reconoce el obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves. "Benedicto XVI es una persona que ha presidido en la caridad a la Iglesia, desviviéndose por ella con un amor oblativo a imagen de Jesucristo, que amó a su Iglesia con un amor desmedido. Es una persona tan desinteresada y tan poco apegada al poder que le ha llevado a tomar esta decisión que nos ha sorprendido a todos: deja libre y generosamente su ministerio petrino, después de haberlo meditado en su corazón ante el Señor y teniendo ante sus ojos únicamente el bien de la Iglesia", argumentó ayer Cerro.

El obispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, también quiso reflexionar sobre la marcha del Pontífice. "¿Quién o qué le ha obligado a renunciar al ministerio papa? Si nos lo planteáramos así, reduciríamos tan significativa decisión, tomada por una persona reconocida como altamente inteligente y muy buena, a un simple acto de resignación, o al sometimiento irremediable bajo el peso de una circunstancia superior al uso de su auténtica libertad", aseguró.

"La aclaración a estas cavilaciones, indudablemente desacertadas, está en las palabras con que el Papa ha comunicado su decisión. Es un motivo de gozo constatar que, con toda naturalidad y lejos de cualquier presión intraeclesial o llegada de la sociedad, el Papa toma, con plena libertad, una decisión de semejante trascendencia", insistió

RENUNCIA SIN PRESION En esa libertad incidió el obispo pacense asegurando que supone una gran satisfacción actuar sin presiones "en un momento en que abundan discursos, acciones, declaraciones y proyectos que anuncian un camino de libertad cuyo recorrido es la mutilación de la verdad, la claudicación ante los instintos y la búsqueda de intereses personales o partidistas". García Aracil añadió que sin comparar al actual Pontífice con ningún otro, "Benedicto XVI ha sido el hombre de Dios que ha señalado a la Iglesia caminos de libertad lejos de cualquier interés personal o institucional".

La noticia no solo sorprendió a los obispos, también a curas, creyentes y agnósticos. El sacerdote cacereño Jesús García se mostró apenado por el futuro de la Iglesia, mientras ciudadanos como Isabel González, profesora de profesión, se extrañó por la renuncia al poder que tiene la Iglesia.