El destino mete un nuevo palo en la rueda del sector tabaquero extremeño. Las industrias cigarreras ya han avanzado a las compañías transformadoras que operan en la región (Cetarsa y Agroexpansión-World Wide Tabacco) que seguramente tendrán que reducir sus compras de tabaco español de cara a la próxima cosecha. El motivo es la acumulación de producto en los almacenes debido a la saturación del mercado internacional, con sobreproducciones en países emergentes de Asia y América y un descenso de la demanda mundial de cigarros y cigarrillos. Según apuntan fuentes del sector, esto puede traducirse en una menor contratación de tabaco extremeño de cara a la campaña 2011 y, por tanto, es previsible una reducción de la producción.

A los tabaqueros y a la industria transformadora regional apenas les ha dado tiempo a hacer balance de la cosecha 2010; un año que estaba llamado a ser de transición, ante la desaparición de las subvenciones directas a los productores, la implantación de un Plan de Ayudas al cultivo por parte de la Junta, el incremento del precio pagado a los agricultores --que ha pasado de 1,10 euros por kilo en el 2009 a importes de 2,30/2,40 en el 2010-- y una importante reestructuración en la principal industria española, la empresa pública Cetarsa, que durante el pasado verano ejecutó un expediente de regulación de empleo que afectó a 100 trabajadores, el 20% de su plantilla.

La valoración del sector, en líneas generales es positiva. La producción se ha acercado a lo previsto a inicios de año, con una entrega total de tabaco en rama que ha rondado los 34 millones de kilos --esto supone en torno al 95% de lo contratado--, una "buena calidad" y unos precios de compra que, aunque de media no han llegado a los 2,44 euros por kilo negociados hace 12 meses, se han quedado cerca de esas cifras, permitiendo al agricultor cubrir costes de producción una vez que, a lo largo de abril y mayo, perciban las ayudas de la Junta. "Se puede decir que hemos salvado la primera cosecha a cielo abierto sin el paraguas de las subvenciones directas a la producción", apunta Antonio Carcaño, director general de Cetarsa.

Sin embargo el sector ya tiene ya sobre la mesa la negociación de las condiciones de compra para la próxima cosecha. En un mes deberá entregar a la Consejería de Agricultura la documentación con los contratos y tablas de precios; es decir, la previsión de los kilos que cada compañía comprará a los agricultores y los precios que abonará en función de la calidad del producto. Pero el contexto internacional dibuja un escenario de difícil negociación entre transformadoras y cultivadores. Si hace un año estos últimos lograron arrancar a la industria unos precios que multiplicaban por dos los importes abonados en el 2009, para la campaña 2011 todo apunta a una contención o rebaja de esas condiciones económicas.

CONDICIONES DE MERCADO Antonio Carcaño, director general de Cetarsa, lo explica: "nuestros clientes nos han comunicado que sus previsiones de adquisición van a ser inferiores a la producción del último año. Y seguramente las condiciones de precios, también". Por tanto, si las cigarreras compran menos cantidad y a menor precio a las transformadoras españolas, éstas harán lo propio con los agricultores. "Tenemos dos situaciones nada favorables. Con la desaparición de la ayuda directa, los tabacos europeos han perdido parte del atractivo que hasta ahora tenían en precio dentro del mercado internacional --al pagar más a los tabaqueros han tenido que fijar también precios más elevados para sus clientes--. Y, por primera vez en muchos años, ha descendido la demanda mundial", ahonda Manuel Bermejo, presidente de Agroexpansión-World Wide Tobacco, que recuerda el esfuerzo realizado en los últimos años por la industria: "hemos pasado de abonar 30 o 40 céntimos por kilo en el 2006 a pagar más de dos euros en el 2010. Y es impensable creer que estas subidas se pueden mantener más tiempo".

En el campo, los agricultores comienzan a digerir este mensaje. "Será difícil que podamos mantener los precios que nos han pagado este año y nos han dicho que, de cara a futuras cosechas, hay que reducir producción", reconoce Tomás Sánchez Várez, presidente de la agrupación de productores SAT-Tab de Talayuela y presidente de Unión de Tabaqueros. Esto supondrá una merma en los márgenes de beneficios de los cultivadores, unos márgenes ya exiguos por el encarecimiento continuo de los costes de producción (electricidad, agua, fitosanitarios, gasóleo). Pese a ello, Sánchez Várez cree que no habrá un abandono significativo de productores en las próximas campañas. "Solo lo dejarán los que se jubilen", pero advierte que si los precios entran en una dinámica de bajadas, "en dos años habrá explotaciones que se arruinarán. Hoy algunos sobreviven porque tienen la aportación del pago único. Con el precio comercial no cubren costes. Y esa ayuda puede desaparecer en 2013".

Ante esta situación, la industria aboga por seguir reduciendo costes de producción para mejorar su competitividad. "Los agricultores deben ahorrar en insumos, en secado y en su organización, y las transformadoras debemos ganar más eficiencia en nuestros procesos", apunta Bermejo. "También debemos asumir que todos vamos a tener menores márgenes de rentabilidad", agrega. "Tenemos que ser más competitivos y capaces de producir más kilos por hectárea y con mayor calidad. Incluso tal vez sea el momento de que las asociaciones de productores se reorganicen para que sus estructuras sean menos costosas y menos políticas", sugiere desde Cetarsa Antonio Carcaño.

Sin embargo, desde las explotaciones se aprecian pocas posibilidades de seguir aminorando costes. "Estamos realizando grandes inversiones, por ejemplo en baterías de secado e implantación de sistemas de biomasa, para ser más eficientes. Pero es un esfuerzo que necesita cinco o seis años para rentabilizarse y tal vez no tengamos tanto tiempo. Algunos pueden no llegar a amortizarlo, porque los costes de producción suben cada año y tenemos nuevas imposiciones --como las ayudas agroambientales-- que encarecen más el cultivo", opina Sánchez Várez.