La sensación del sector tabaquero es la de haber hecho los deberes para mantener el cultivo y su industria en la región. Pero nota que falta un paso para cerrar el círculo y dotarse de estabilidad, o al menos de ciertas dosis de estabilidad. Realizados múltiples sacrificios y cuantiosas inversiones, productores e industrias transformadoras aspiran ahora a conseguir el compromiso de las multinacionales cigarreras para que compren tabaco extremeño las próximas cuatro o cinco cosechas. La Junta, según reveló ayer su presidente, Guillermo Fernández Vara, media para lograrlo.

El problema es que el tiempo se acaba. En una semana, los agricultores y las transformadoras deben presentar en la Consejería de Agricultura un acuerdo con las condiciones de contratación de tabaco (kilos a comprar y precios de referencia) para la próxima campaña. Hoy la negociación está enquistada. Cetarsa y Agroexpansión-World Wide Tobacco plantean reducir drásticamente sus adquisiciones y las condiciones económicas. Según fuentes cercanas a las conversaciones, la propuesta actual pasa por rebajar en un 16% el precio medio abonado al agricultor y disminuir la producción en el campo.

Para los tabaqueros, esto es inasumible. Las transformadoras les ofrecen bajar el precio a dos euros por kilo en la variedad Virginia, cuando en la última campaña han percibido 2,40 euros de media --una cifra que ya consideraban ajustada a los márgenes de rentabilidad--. Y además desean producir más para sacar mayor rendimiento a sus explotaciones e inversiones.

PROBLEMA EN CLAVE MUNDIAL La clave del entuerto está en las cigarreras. En función de las condiciones que imponen a Cetarsa y Agroexpansión, éstas dos pueden mejorar o no las condiciones de contratación a los agricultores. Ahora mismo las multinacionales están presionando a la baja a todo el sector. Tienen tabaco sin vender en sus almacenes, dada la sobreproducción de países emergentes y el estancamiento de la demanda de cigarrillos a nivel mundial. Además, perjudica a los intereses extremeños que los precios de venta de los tabacos asiáticos, africanos y americanos sean mucho más bajos que los europeos, y por tanto, más atractivos en el mercado.

Ante esta situación, representantes de la Organización Interprofesional del Tabaco --integrada por Cetarsa, Agroexpansión, tabaqueros y organizaciones agrarias-- se reunieron ayer con el presidente de la Junta en Mérida. El sector, que concentra prácticamente toda su producción y actividad nacional en Extremadura, arrancó de Fernández Vara el compromiso de mediar ante las multinacionales para mejorar las condiciones de compra para la próxima campaña.

La Junta no quiso facilitar información sobre la reunión ni sobre las gestiones que realiza. Tan solo en una entrevista en Onda Cero, Fernández Vara dio alguna pista: "estamos proponiendo a las multinacionales la firma de un plan de cuatro o cinco años que dé cierta estabilidad al sector". Según algunas fuentes, se trataría de firmar un acuerdo para que las cigarreras se comprometan a comprar tabaco extremeño en las próximas cosechas. Con ello agricultores e industria tendrían garantizada la salida de sus producciones a corto y medio plazo.

COMPROMISO PLURIANUAL Una fórmula parecida se usó en el 2007, cuando la multinacional Phillips Morris suscribió un acuerdo para comprar 3,5 millones de kilos de tabaco nacional anuales durante cuatro campañas. Un plan similar garantizaría ahora la viabilidad del sector. Los cuatro o cinco años de los que habló ayer Vara supondría llegar hasta 2015. "El sector no puede estar sujeto a modificaciones año a año. Es incompatible con la modernización que está realizando", dijo.

En concreto, los tabaqueros extremeños han destinado ya unos 50 millones a la construcción de secaderos colectivos, más eficientes y respetuosos con el entorno. Además, la práctica totalidad de ellos --el 96%-- se ha acogido a las Ayudas Agroambientales de la Junta, que les exigen permanecer en el sector seis campañas agrícolas. Es decir, 1.800 tabaqueros están dispuestos a seguir produciendo al menos hasta el 2015.