El diestro extremeño Alejandro Talavante, encargado de salvar "in extremis" la tarde de ayer en Las Ventas al arrancarle una oreja al sexto toro de una mansada de Fuente Ymbro, señalaba a Efe al finalizar la corrida que "motiva mucho sacar cosas positivas de tardes tan aciagas".

"A pesar de todo y de tantas dificultades, la tarde de hoy ha sido muy importante para mí, sobre todo por el culmen de este último toro, con el que he hecho un esfuerzo tremendo para lograr lo que parecía imposible", manifestaba el extremeño.

"Estoy muy satisfecho conmigo mismo, cuanto más me exijo y más difíciles se ponen las cosas, más y mejor respondo. También es una maravilla el cariño con el que me reciben aquí en Madrid, es algo único, igual que la exigencia con la que te miden. Es lo que debe ser", añadía Talavante.

La de hoy ha sido la tercera y última de Talavante en San Isidro, una feria "positiva" para él, pues, a pesar de no haber logrado el objetivo de la puerta grande, "el hecho de lograr dos orejas en total enfrentándome a seis toros nada francos hacen que esta feria me haya servido para salir más reforzado", finalizaba.

La cara del riojano Diego Urdiales al abandonar la plaza, por su parte, era todo un poema; claro gesto de la desilusión vivida hoy con la corrida de Fuente Ymbro, que no le permitió expresar su toreo y contribuir así a la expectación generada en torno a su presencia en el cartel.

"Así es imposible hacer nada, aunque, por lo menos, en mi primero si ha habido momento en los que he sentido la plaza. Pero no ha sido fácil estar con él, había que esperarle mucho y apostar para que se afianzara y se viniera arriba, cosa que no a acabado de hacer nunca, ya que en cuanto se sentía podido protestaba y se ponía brusco", manifestaba el riojano a Efe al término de la corrida.

"Y el otro -continuaba- no ha tenido clase alguna, por el derecho pasaba pero no decía nada, como si no quisiera que lo toreasen bien; y bueno, lo único demostrar mi asentamiento y donde me he puesto, matarlo también muy bien, y nada más".

Lo único positivo que le queda de la tarde a Urdiales es que le queda todavía una baza más en la feria, el próximo día 24, una tarde que volverá "con la misma ilusión" de hoy, aunque espera también que los toros "ayuden algo más" y se pueda lograr "el objetivo".

Tampoco Perera se marchaba muy allá de la plaza, reconociendo casi antes de pronunciarle la primera pregunta que hoy no había tenido "apenas opciones a nada".

"Creo que he hecho todo a favor de obra, he intentado buscarle todas las vueltas posibles a mis dos toros, pero no han dado opción. El primero ha sido manso, y, aunque lo he dejado crudo en varas, no ha respondido en la muleta, más pendiente de la huida que de embestir por derecho", aseguraba Perera.

"Y el quinto sí que ha sido imposible para poder expresar mínimamente el toreo que uno sueña. Me queda otra tarde, la del 25 de mayo, y ojalá y Dios quiera se den las cosas como deseo", concluyó.