A muchos les ha pasado: sentirse bichos raros por no tener un pueblo en el que pasar los veranos de su vida, ir a cazar gamusinos, pescar y bañarse en la charca, tardes y noches infinitas con los amigos, reencontrarse con la familia... Para que eso no suceda ha nacido ‘Todos tenemos pueblo’, una iniciativa pionera en España que pretende hacer de Talaveruela de la Vera un ‘pueblo escuela’. «La idea tiene como finalidad que los niños tengan un municipio y lo sientan como algo suyo, que empiecen desde muy pequeños. Así con el paso del tiempo, de alguna manera, este acabará siendo un lugar al que vuelvan siempre y recuerden con especial cariño». Lo cuenta Juan Carlos Rojas al otro lado del teléfono, el coordinador del proyecto, que llegó a Talaveruela de la Vera de forma fortuita y se estableció definitivamente en la localidad cacereña.

Recuerda que todo surgió por medio de la asociación PSII, con sede en Madrid y destinada a la formación del profesorado, y de Isabel Vizcaíno, profesora verata que trabaja en la capital española. De ahí que el colectivo fijase el objetivo en esta pequeña población, con cerca de 300 habitantes, para echar una mano y colaborar en la lucha contra la ‘España Vaciada’.

Pero, ¿Qué es un ‘pueblo escuela’? Dar la oportunidad a diferentes colectivos sociales de vivir la localidad como propia, de establecer relaciones en él a largo plazo y de reflexionar sobre nuestra forma de habitar en la tierra y el desarrollo sostenible. «No se trata de elaborar un calendario de visitas puntuales en las que elegir entre una lista de tareas ya creadas, sino que la intención es que estos grupos puedan venir al pueblo con cierta continuidad a medida que pasan los años, organizando su propio itinerario educativo, conviviendo entre ellos, mezclándose con vecinos para usar el municipio como espacio de aprendizaje, inclusión, reflexión y encuentro con la naturaleza y su entorno», destaca.

«Los colectivos apadrinados irán viniendo a Talaveruela de la Vera generándose grupos mixtos que trabajarán codo con codo a partir de ahora, para que vayan conviviendo y produciendo vínculos», apostilla. Para realizar labores se han creado varias figuras como las de ecoacompañantes y talleristas, en las que los residentes pueden contribuir, ya sea aportando conocimientos o cediendo locales, huertos, naves. Igualmente se están buscando ubicaciones donde alojar e impartir clases a las visitas, desde inmuebles que se van quedando vacíos en la población. Porque, como reitera el coordinador, lo fundamental es que haya una cooperación entre la ciudad y el pueblo.

«Cuando comience serán tres los profesores que ahora viven en Madrid y que se asentarán aquí con sus familias», señala. De igual modo se va a efectuar una campaña de difusión en colegios madrileños y se gestiona la llegada de un centenar de docentes y cientos de escolares.

En lo que va de año la idea se ha centrado en la presentación a otras asociaciones y a las administraciones, buscando financiación en el ayuntamiento, mancomunidad de la Vera, grupo de acción local Adicover, Diputación de Cáceres y Junta.

La pérdida de población fruto del proceso de trasvase entre el mundo rural y el urbano afecta a más del 80 por ciento de Extremadura y, desde el año 2000, los consistorios que no superan el centenar de habitantes han aumentado de uno a diez en la región. Iniciativas como esta son un granito de arena para llenar el vacío.