Unos han tenido trayectorias meteóricas y otros han ido encontrando su camino. Hay quien se lanzó a la moda sin pensarlo, quien llegó tras indagar otros campos en las antípodas, e incluso quien la ha tocado casi por casualidad. Pero todos se mueven como pez en el agua en un oficio que requiere no solo de vocación sino también de grandes dosis de talento. Una hornada de extremeños pisa con fuerza con sus creaciones sobre las pasarelas españolas e internacionales, como parte de una industria que vive una transformación brutal desde la irrupción de las redes sociales. «Vivimos una época en la que la relación con el cliente ha cambiado por completo. Ya no acuden a la tienda a mirar, van a comprar algo concreto que han visto en Instagram. De hecho, ahora se diseña para salir en Instagram y los desfiles se planean para esta red social también. Las redes sociales lo han cambiado todo», valora Marina Conde, creadora pacense afincada en Madrid y alma de la firma La Condesa.

Los suyo con la moda no fue un flechazo sino un noviazgo lento que llegó a buen puerto. Como muchos de los del oficio, ya de niña hacía sus pinitos con su madre modista. Pero cuando tocó decidir sobre su futuro, en casa, con un padre Físico y varios hermanos ingenieros, le sugirieron que hiciera algo «serio», recuerda. Así que se decantó por Ingeniería Industrial, se plantó en Madrid y, con más orgullo que vocación, terminó la carrera y comenzó a trabajar. Pero varios años después se plantó.

«Les dije: perfecto, ya he hecho lo que queríais y he cumplido con todos, así que ahora voy a hacer lo que me gusta», recuerda. Y ese «lo que me gusta» acabó desembocando en una firma que factura más de un millón de euros al año, que da empleo a más de una decena de trabajadores, que está presente en una red de más de 100 tiendas multimarca (una de ellas en Badajoz) y que acaba de abrir su primera tienda propia en Madrid.

Iconos

La aparición de La Condesa fue gradual. Primero fue el blog en el que hablaba de estilismos que le gustaban y publicaba tutoriales sobre cómo hacerse algunas prendas en pocos pasos. Y en uno de esos videos, explicó cómo hacer una chaqueta militar, que estaban de moda, y que se ha convertido en la prenda icónica de la firma. «Comencé a recibir llamadas en las que me ofrecían dinero por hacerles yo la chaqueta»... Y así comenzó la marca, que en 2014 ya era una empresa que poco a poco ha ido conformando un equipo propio.

Precisamente en ese fase, la de dar cuerpo a la empresa que hay tras la firma creativa, se encuentran en María Ke Fisherman, el proyecto que la extremeña María Lemus y Víctor Alonso emprendieron a finales de 2009. «Tuvimos en los inicios un crecimiento muy potente que no nos dejó dedicarnos a la empresa; y ahora lo estamos haciendo de una forma más sosegada», explica Lemus.

El espaldarazo del Premio Nacional de la Moda (en la categoría de Nuevo Valor, en 2016) llegó cuando apenas había echado a andar la marca. En España aún tenían una escasa presencia y sin embargo a esas alturas ya se habían rendido a las creaciones, la mezcla de tejidos y al trabajo del ganchillo de María Ke Fisherman en pasarelas como Nueva York, París y Milán. Entonces llegó en 2015 el premio Vogue (la Biblia de la moda) y a continuación el galardón nacional que les ha convertido en un un nombre propio de la industria de la moda.

«No sé por qué es más fácil que te entiendan fuera que dentro», dice María Lemus, que acabó en la moda casi dirigida por su entorno.

Nunca tuvo claro que ese sería su futuro. De hecho su andadura profesional iba encaminada a la Educación Infantil, después de dejar los estudios de Administración y Dirección de Empresas. Pero como ella cuenta, «la artesanía había estado siempre en mi vida porque mi madre era modista». Y aunque no se había planteado estudiar diseño de moda, acabó por hacerlo. Poco después sus propuestas ya estaban en Nueva York. «Hemos trabajado muy duro. Aquí no ha habido suerte, solo constancia y mucha autocrítica. Nunca hemos tenido ayuda ni ningún contacto», cuenta Lemus. Sí reconoce que los premios, junto a la satisfacción personal, también les han permitido «desarrollar proyectos más interesantes».

¿Chaquetas tejidas con una fibra que simula el esparto? Es la primera incursión en la moda del creador Javier Sánchez (y puede que no sea la última), con una trayectoria como artesano tan sólida como meteórica. Daba por hecho que su vida profesional estaría ligada al deporte (gestionaba un gimnasio bastante conocido en Badajoz) porque pensaba que lo que realmente le gustaba, la artesanía con fibras, no tendría futuro ni mercado. «Lo tenía como un hobby y le regalaba obras a los amigos», cuenta.

De Badajoz a Madrid

Pero empezó a viajar, vio que había mucha gente que vivía de lo que él trataba como una mera afición y decidió darse una oportunidad. Así que hace seis años lo dejó todo, se plantó en Madrid y comenzó a formarse como restaurador, a trabajar las fibras naturales, «mi yo» como él mismo lo define. Abrió su primer taller y así el Javier Sánchez Medina deportista dejó paso al Javier Sánchez Medina creador que ha logrado el reconocimiento internacional con sus cabezas de animales trenzadas en fibras naturales y los espejos enmarcados igualmente en fibras. Uno de los primeros en fijarse en sus obras fue el exembajador de EEUU en España James Costos, y tras él otros rostros conocidos a uno y otro lado del Atlántico como la ‘it’ Sarah Jessica Parker. Con un nombre propio en el mundo de la decoración, este extremeño acaba de entrar también en la moda con una pieza convertida ya en icono de la mano de la diseñadora Carlota Barrera. «Era algo que me apetecía», dice. De hecho había tenido varias oportunidades, pero no acabó cuajando por falta de tiempo o de sintonía con el proyecto. Sin embargo con la diseñadora española afincada en Londres la conexión fue total.

«Me encantó su trabajo y tenía mucho que ver con mi forma de ver las cosas», razona. Así que aceptó el reto de fabricar la que se ha convertido en la pieza estrella de la colección para la próxima primavera-verano que la diseñadora ha presentado en la Madrid Fashion Week: una torera en fibra natural (un derivado del esparto) trenzada y cosida a mano, además de unos fajines también trenzados.

No son los únicos, pero estos extremeños también se vieron abocados a poner tierra de por medio para perseguir su sueño: entrar en una industria que tiene más de 20.000 empresas en España, de las que apenas un 1,5% están en Extremadura (hay 312 según los datos del INE). El sector textil mueve más de 15.000 millones al año en España y se considera un sector puntero, que tiene como buque insignia al totem Inditex, cuya irrupción cambió las reglas del juego para todos.

Fenómeno Zara

«Por un lado ha acostumbrado al comprador a un precio bajo, lo que ha polarizado el mercado. Pero también es cierto que Zara ha hecho más por que España vista bien que todas las revistas de moda. Tenemos que aprender mucho de esos imperios y me enorgullece que sean españoles».

La democratización de la moda que se atribuye al fenómeno Zara, se ha visto después acompañado por otro que está abriendo nuevas perspectivas a los jóvenes diseñadores tras años complicados, según la lectura que hace María Lemus. «Todos teníamos las mismas referencias de diseñadores, que son además las mismas que tenían nuestros padres. Pero están pasando cosas que han ayudado a que se nos tome en cuenta a otros nombres. No sé por qué es más fácil que te entiendan fuera que dentro, pero es un buen momento de desarrollo y de gente nueva que está haciendo cosas muy potentes».

«La moda debe ser un arma capaz de cambiar el mundo, mejorarlo y, desde mi perspectiva, liberar a la mujer de las ataduras que le impone la sociedad». Es la perspectiva de B sobre un sector en el que se zambulló hace casi una década . Como muestra, las imágenes de su última colección nupcial, Renaixença.

Esa mujer fuerte e independiente es la obsesión como diseñadora de esta emeritense de 28 años que vive a caballo entre Extremadura, donde dio los primeros pasos de su marca, y Barcelona, donde acabó instalándose. Allí tiene su tienda y el taller, y allí multiplicó la proyección de sus creaciones que en el último año han llevado, por ejemplo, varias triunfitas, además de la modelo Jessica Goicoetxea, la actriz Nuria Gago o la influenccer Laura Escanes.

«No es fácil abrirse paso en esta industria, pero no por los egos, sino porque la moda va con la sociedad y tienes que anticiparte a lo que va a pasar», dice.

Para ella la moda aglutina todas las disciplinas que le gustaban desde niña: diseño, artesanía, arte, sociología, historia... Por eso su vocación estuvo clara desde Secundaria «y me lancé de cabeza», dice.

Panea se formó en Barcelona. Eran otros tiempos, la oferta formativa en el sector de la moda en Extremadura era inexistente (ahora se puede estudiar al menos un Grado Superior en Patronaje y Moda) y después de terminar el bachillerato, siguió su pálpito hasta Barcelona. Después regresó a Mérida con su primer proyecto empresarial, de moda casual; pero vio que la moda nupcial le permitía jugar más con las formas y con los tejidos. Así que probó suerte y el cambio le valió el Dedal de Oro en 2014, uno de los reconocimientos más reputados de la profesión.

«Fue especial. Cualquier reconocimiento a tu trabajo lo es. Pero nada es comparable a ese momento en el que le entrego a una novia su traje», dice la diseñadora extremeña que aspira a desfilar este año en la Barcelona Bridal Week (una de las citas más importantes de la moda nupcial) donde el año pasado participó ya en la feria de moda.

La última en irrumpir en la escena de la moda ha sido Laura Manuela, que comenzará a comercializar su primera colección en la feria Styl & Kabo de la República Checa. Allí se podrán ver además los diseños de su colección Jara la Cierva sobre la pasarela, como flamante ganadora del Premio Nacional a la Moda para Jóvenes Diseñadores, que otorga la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores Españoles (ANDE), que ha recogido hace pocas semanas.

Nueva promesa

Laura Manuela Sánchez, nació en Cáceres y vive en Orellana la Vieja. Perteneciente a una familia de sastres, comenzó uniendo sus diseños para las muñecas con grapas cuando aún no había cumplido los seis años y aún no le permitían acercarse a las agujas de mano. Después ya sí, llegaron las primeras puntadas, la máquina de coser, los patrones... y el bachillerato artístico en el que los profesores la animaron a encauzar en el diseño de moda esa inquietud creativa que ya está en la pasarela.

«Quiero empezar desde Extremadura», dice sobre los próximos pasos de su firma. De hecho ahora trabaja los patrones en su pueblo de Orellana la Vieja y los hace realidad en el taller de María de Melos en Almendralejo, a la que recurrió como experta en vestuario escénico y en piezas de corsetería y meriñaques, que son «característicos» de sus creaciones.

«Hago ropa para que las mujeres sientan al ponérsela el mismo cariño que una niña muestra a sus muñecas al vestirlas», dice sobre su idea de la moda, que también se nutre de la artesanía que le rodea. De hecho esta joven promesa aspira a elevar a la categoría de alta costura elementos como el ganchillo, y los bordados.

«Me encantaría poner en valor la mano artesana, hacer alta costura, pero desde Extremadura», dice sobre su futuro.