Con la llegada de la primavera no solo se muestra la Naturaleza en todo su esplendor, también es el momento en que nosotros mostramos nuestras virtudes gastronómicas, que en Extremadura son muchas. En el tiempo primaveral la geografía extremeña se tachona de jornadas, ferias y certámenes gastronómicos donde se exponen las delicias y aquellas especialidades locales, que han hecho que esta tierra presuma de tener una de las mejores gastronomía españolas.

Uno de estos eventos gastronómicos se ha celebrado el pasado fin de semana en Cáceres, Extregusta, organizado por la Institución Ferial de Cáceres. Según los propios organizadores, ha sido todo un éxito, donde se presentaron 150 variedades de tapas distribuidas en 35 stands de diferentes establecimientos cacereños, sin embargo he echado algunos de menos que hubieran realzado aún más esta feria gastronómica. En cuanto a las variedades de tapas presentadas se puede decir que muchas de ellas se calificarían de simples, poco elaboradas, y cuya virtud se encontraba en la calidad del producto básico. Por el contrario, una minoría de restaurantes o taperías ofrecieron tapas muy elaboradas, como la que ganó un premio: el Restaurante Oleum, denominada 'madeja de ibéricos', la cual tenía la virtud de una buena conjunción de sabores y texturas.

En la actualidad la tapa está tomando un gran auge. Se puede decir que es la manera ideal de degustar. En ella el cocinero muestra toda su imaginación o bien puede jugar con la calidad y presentación de producto genuino, de los que tantos existen en Extremadura. En sí, la tapa es una explosión de sensaciones gastronómicas. Posiblemente sea en la tapa, de origen humilde, donde la cocina moderna puede mostrarse en todo su pompa.

XLA TAPA ESx una especialidad gastronómica eminentemente española, cuyos orígenes se introducen hacia la época de Alfonso X de Castilla , en que aconsejado por sus médicos impuso a los mesones, tabernas y ventas que se sirviese el vino acompañado de comida, que generalmente era un trozo de tocino o una rodaja de chorizo, el cual se servía sobre la jarra para que los insectos que volaban por alrededor no entrasen en el vino. Pero realmente cuando tuvo éxito la tapa fue en el Siglo de Oro español en que se obligaba al conductor de postas a comer junto con el vino para que éste no le embriagara. En este periodo se les llamaba "llamativos" como nos habla el Quijote o bien "avisos" o "avisillos" como nos dice Quevedo .

Para el nombre de tapa existen varias interpretaciones, tal vez la más antigua sea la que se cuenta de los Reyes Católicos en un viaje que hicieron a Cádiz. Parándose en una venta del camino, el ventero les sirvió vino y como había un gran número de moscas en el ambiente, el rey le pidió al ventero que trajera algún embutido para cubrir el vino, a lo que el tabernero le llevó una loncha y le dijo "Aquí tiene su tapa, majestad". Algo similar le sucedió a Alfonso XIII que en una posada pidió una copa de vino y en el momento que se la sirvieron se levantó una ligera ventisca a lo que solicitó una loncha de jamón para tapar la copa de vino.

Sea como fuere, la 'tapa' es una especialidad que debíamos ensalzarla aún más y exportarla como lo que realmente es: una seña de identidad de la gastronomía española.