La cirugía para la obesidad puede realizarse por vía abierta o laparoscópica. La diferencia es que la vía laparoscópica ofrece todos los beneficios de la cirugía mínima invasiva, es decir, menos dolor y rápida recuperación. Además, la gran ventaja de la laparoscopia para la obesidad es la de una drástica disminución de las tasas de hernia incisional (hasta un 20% en cirugía abierta) y bajo índice de infecciones de la herida (alcanza hasta un 17% en cirugía abierta).

El paciente podrá volver a hacer vida normal entre dos y seis semanas después de la operación. La técnica del ´by-pass´ gástrico ofrece unos resultados en la disminución de peso mayores que los de otras técnicas. La bajada de peso es más significativa en el primer año tras la operación y puede alcanzar en cinco años entre un 65% y un 70% del sobrepeso del paciente.

También mejora la hipertensión, la diabetes, la alteración del colesterol, el asma y la osteoartritis.