El libro Los bosques de Extremadura. Evolución, ecología y conservación , en el que han trabajado durante cinco años personal de la Junta y la Uex, diseña un catálogo de las especies de árboles más amenazadas de la región, que por grado de riesgo son el tejo, el abedul, el carballo, el mostajo y el loro. Esta misma obra, que fue presentada ayer en Mérida por el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, y por uno de los investigadores participantes en el proyecto, Fernando Pulido, establece las claves para la elaboración de planes de conservación de estas mismas especies.

Navarro anunció que durante este año y el próximo se plantarán en Extremadura 4 millones de encinas, alcornoques y robles, que se sumarán a los 5 millones plantados desde el 2002. La inversión total asciende a 130 millones de euros.

Destaca la sustitución de eucaliptos por especies autóctonas, en 1.700 hectáreas localizadas en Gata-Hurdes, las Villuercas-Ibores, la Siberia y zonas fronterizas con Portugal.

Según el estudio, la especie más amenazada es el tejo, catalogado como en peligro de extinción, con una población de 240 ejemplares en seis poblaciones (grupos de árboles formados por más de 10 individuos) localizados en el norte de Cáceres. Le sigue el abedul, con unos 470 ejemplares distribuidos en 17 poblaciones.

En cuanto al carballo, cuenta con una población de 1.013 ejemplares, en un total de 12 poblaciones. Pulido destacó que la presencia en Extremadura de este árbol, que es de origen centroeuropeo, es "muy interesante" porque en esta comunidad se ubica el límite sur de toda su área de distribución, y cuyos ejemplares albergan variante genéticas que en su opinión deberían ser objeto de estudio.

El siguiente árbol según el riesgo de supervivencia es el mostajo, que cuenta con una población de unos 500 ejemplares confinados al macizo de las Villuercas e Ibores. En esta misma zona se encuentra el loro, que es la más abundante en el contexto extremeño, dado que hay unos 5.600 ejemplares distribuidos en 27 poblaciones. Sin embargo, esta es la especie para la que Extremadura supone un porcentaje más importante de su población europea, cifrada en unos 30.000 ejemplares, de forma que la región extremeña tiene una gran responsabilidad en la conservación de este árbol.

Los autores del volumen son el propio Fernando Pulido, Rubén Sanz, Daniel Abel, F. Javier Ezquerra, Alberto Gil, Guillermo González, Ana Hernández, Gerardo Moreno, Juan José Pérez y Francisco Vázquez.