La procesión de Los empalaos, como se le conoce popularmente en Jerez de los Caballeros, asombró en la noche de ayer a muchos de los turistas que la presenciaron por la austeridad y penitencia que la caracterizan.

Los nazarenos, con sayón y capucha negra portan una cruz en el hombro durante todo el recorrido, además de cadenas en los pies y los empalaos, con la cara cubierta, llevan un madero terciado sobre los hombros, atado al cuerpo con unos 60 metros de soga y grilletes y cadenas en los pies descalzos.

La Hermandad de Penitentes del Santísimo Cristo de la Veracruz cuenta con un solo paso titular, Cristo de la Veracruz, que cerró el desfile procesional junto con el la música de capilla del Trío Prima Luce y con cerca de una veintena de Caballeros de la Orden del Temple del Antiguo Reino de Galicia, vestidos con su indumentaria: sayón y capa beige con la cruz roja templaria.

Los templarios están muy implicados con esta Hermandad jerezana por su vinculación con la Cruz Verdadera de Cristo.

El momento más espectacular de la procesión tuvo lugar en la Plaza de la Alcazaba, último vestigio templario y desde donde se vislumbra toda la ciudad.