Teófilo Moreno será durante los próximos años el máximo representante de los productores de tabaco europeos ante las instituciones. Muy crítico con las normativas salidas de los despachos, es una de las voces que más alto se ha elevado en defensa de los tabaqueros extremeños.

--Será la voz de los tabaqueros en Europa en un momento en el que el tabaco tiene todo tipo de frentes abiertos.

--No sé qué nos pasa en este sector, que siempre tenemos frentes abiertos. Pero es cierto que acabamos de empezar un año con la nueva PAC, que por primera vez no incluye ayudas al sector. Y a eso unimos el problema de la directiva y que este año se firma el convenio marco de las partes.

--La reforma de la PAC ha situado al sector a merced del mercado. ¿Cómo ha repercutido eso?

--Si no tenemos ayudas ni mercado, malamente va a funcionar el sector.

--¿Y qué efectos tendrá la directiva que acaba de entrar en vigor y que aumenta las advertencias en las cajetillas?

--Introduce un exceso de prohibiciones a las marcas y eso al final seguro que nos va a afectar al sector productor. Y es lógico que sea así.

--Al final parece que todo acaba en el productor. ¿Qué retos afronta al frente de este grupo de trabajo?

--Tenemos por delante algo muy importante que es una interprofesional europea, la primera, que contempla una OCM (organización común del mercado) única del tabaco. La Comisión no solo se está portando mal con el sector del tabaco en lo económico, sino que nos ha dejado sin marco normativo, aunque en España la situación no es tan mala porque ha mediado el Ministerio de Agricultura. Pero es imprescindible un marco regulatorio, saber cuánto producimos y qué vamos a vender. Tendremos en el 2017 una revisión de la PAC en la que plantearemos alguna regulación del mercado, porque sin nada que lo regule el sector no puede seguir.

--¿Es posible conciliar la continuidad del tabaco con los requerimientos de la Organización Mundial de la Salud?

--Está claro que hay un problema de salud grave. Pero los ataques por parte de la Comisión y la OMS están siendo excesivos y no hay que olvidar que es un cultivo legal, que genera mucho empleo y del que el Estado español recibe cada año 9.800 millones en impuestos. No puede haber tanta hipocresía, porque quieren que siga funcionando por un lado, pero por otro no. Y al final somos los agricultores los que pagamos las consecuencias. Ya no hay subvención, pues que nos dejen de producir, porque las regiones en las que se produce el tabaco crear un puesto de trabajo es muy difícil, no hay una gran multinacional a la que ir a trabajar y este cultivo fija la población a las zonas rurales y genera empleo femenino. En España casi toda la producción la hacemos integrada y trabajamos con biomasa para no contaminar. Estamos haciendo todos los esfuerzos y lo que queremos es que se acuerden menos de nosotros.

--Los últimos años han estado marcados por la caída de contrataciones y de precios, en paralelo a una reconversión para modernizar las explotaciones.

--Hemos hecho un esfuerzo importante y además en los peores años de la crisis, cuando los bancos no daban dinero a nadie. Somos pioneros en Europa, estamos a la vanguardia porque Europa nos pidió un esfuerzo para ser competitivos. Ahora que nos dejen seguir produciendo, que no ataquen al mercado porque al que va a atacar este es al productor. Estamos en una situación complicada, pero tengo fe en que esto se solucione por la vía del diálogo. Porque si no producimos tabaco nosotros, se va a producir fuera de Europa y de esa forma no se va a producir con las mismas garantías.

--Defíname en una palabra la situación y el ánimo del sector tabaquero extremeño.

--Incertidumbre. Porque en este cultivo se necesita estabilidad y no la tenemos sin contratos plurianuales, algo que reivindicamos. No te pueden decir que este año vas a vender tabaco y el año que viene no. Somos una empresa y necesitamos planificarnos. Estamos trabajando y con ganas de que las cosas salgan bien.

--¿El Ministerio de Agricultura está siendo aliado del sector?

--No del todo. Hemos tenido contactos este invierno por el cierre de la planta de La Rioja y se ha hablado de cosas que luego no se llevaron a cabo, como la disposición de la directiva que acaba de entrar en vigor y que España no ha transpuesto aún. Según ha dicho el Gobierno, porque está en funciones, pero los tabaqueros no estamos en funciones y si la directiva está transpuesta, las manufactureras no pueden llegar a acuerdos sobre los próximos años. La relación es fluida, pero no es fluida la gestión. Falta sensibilidad.

--Imperial Tobacco cerrará finalmente la planta de La Rioja. La empresa ha sostenido desde el principio que no afectaría a Extremadura. ¿Indican eso las últimas contrataciones?

--La empresa que cierra esa fábrica compraba todo el Burley de España y ahora, de un año para otro, compra el 50%. Quizás solo hemos perdido un 3% o un 4% de superficie, pero hemos perdido a 300 pequeños agricultores que están en minifundios. Nos dicen que no es directamente por el cierre de Altadis en La Rioja, pero pinta tiene. Algo tendrá que ver.

--Dice que el tabaco que se produce en la región tiene una elevada calidad, pero se les paga menos que a otros países como Italia. ¿Por qué?

--Es la pregunta del millón. Quizás influye el sistema que tenemos en marcha a través de una empresa pública que comenzó cuando entramos en la UE y que aún existe. Seguro que en los primeros años era el mejor modelo, pero quizás después teníamos que haber ido a un modelo distinto. En otros países no existe esa empresa pública y las empresas están comprando directamente a los productores.

--¿Está hablando de Cetarsa?

--Sí, afectaría a Cetarsa. Tiene que seguir trabajando pero con un funcionamiento diferente. Lo que sabemos es que las manufactureras nos dicen que pagan lo mismo que en España, pero los productores italianos reciben entre 30 y 50 céntimos por kilo más al año. Eso es por algo y creo que posiblemente tengamos que adaptarnos a las situaciones del resto de países. Algo hay que cambiar y Cetarsa tiene que cambiar.

--¿Y en qué sentido sería?

--En Italia, las empresas de primera transformación siguen trabajando, pero es la manufacturera quien le dice lo que quiere. La cuestión es que si lo compra uno y se lo vende a otro, hay un intermediario más que está repercutiendo de forma negativa en los productores. Probablemente lo que tendrá que ser es que el que hace los cigarrillos compre el tabaco al productor. Y en el medio hay una cosa que hace una empresa, se llame Cetarsa o como se llame. Creo que si se hace así, podremos estar recibiendo el precio de los tabaqueros europeos.