La música nos anima unas veces y otras nos deprime. Puede servir para despertarnos y ayudarnos a relajarnos. A Platón se le atribuye la cita "la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo", mientras que Woody Allen bromeaba en su película Misterioso asesinato en Manhattan asegurando que cuando escucha a Wagner durante más de media hora le entran "unas ganas de invadir Polonia..."

¿Quién duda entonces de que la música es más que entretenimiento? No en vano una conocida cadena de radio musical elegía hace unos años el lema: "sería terrible vivir sin música". Y así debieron entenderlo en su día Sergio Chávez y Félix Barrena --naturales de Mérida y Valdelacalzada, respectivamente y que se conocieron mientras cursaban Magisterio por Educación Musical en Cáceres--, que decidieron hacer de la música su forma de vida, pero de un modo un tanto especial, casi terapéutico.

"Teníamos una visión humanística de la música, como algo global, con muchas más potencialidades aparte de los fines artísticos", explica Sergio. Por ello, decidieron seguir formándose y hacer un curso de posgrado en musicoterapia, en el Centro de Investigación de Bilbao. Entonces, no era sencillo encontrar dónde aprender esta materia. Hoy dirigen un centro similar en Extremadura, el primero de estas características en la región (únicamente hay otros dos en toda España), a través del cual no solo ofrecen atención, sino que también investigan en este ámbito e imparten formación (actualmente, está en marcha la segunda edición de su máster).

Sin contraindicaciones

¿Pero de qué la musicoterapia? A esa pregunta se han enfrentado ya muchas veces Sergio y Félix, que desde el 2001 andan intentando implantar este tipo de tratamiento en la región. ¿Para qué? ¿Cómo? En una aproximación a la definición de la federación internacional, la musicoterapia es la utilización de la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) con objetivos terapéuticos --aprendizaje, comunicación, expresión...-- para asistir necesidades físicas, psíquicas, sociales o cognitivas. "Y sin contraindicaciones", apunta Sergio.

Así, de ella pueden beneficiarse desde las personas con estrés hasta los enfermos terminales, pasando por muchos tipos de discapacitados. Por ejemplo, uno de los ámbitos en los que mejores resultados se aprecian es en el autismo, trastorno que conlleva un déficit de comunicación que, según los musicoterapeutas, "mejora de forma asombrosa" con este tratamiento. De hecho, Sergio y Félix tienen un convenio con Apnaba (Asociación de Padres de Niños Autistas de Badajoz), donde imparten sesiones periódicamente, que pueden ser de muchos tipos, tanto individuales como en grupo --"lo mejor es combinar ambos métodos", opinan--.

En ellas, se llevan a cabo diversas actividades: "No solo se trata de escuchar canciones, sino que se hacen muchísimas cosas. Cada musicoterapeuta tiene su método y cada paciente requiere un tipo de atención", detalla María Solano, otra especialista en este ámbito que actualmente disfruta una beca en el centro extremeño de musicoterapia. En su caso, el interés por esta materia lo despertó un curso de la Uex en el que participó mientras estudiaba Ciencias del Deporte.

Y lo hizo con tanto ímpetu que esta joven cacereña decidió apuntarse a la primera edición del Máster en Musicoterapia de la Uex. Posteriormente, aprovechó una beca de inglés para viajar a Nueva York y formarse junto a Joanne Loewy, reconocida especialista en la aplicación de la musicoterapia al ámbito de los cuidados paliativos.

Ese es el campo en el que le gustaría trabajar en el futuro, aunque sabe que aún queda mucho camino por recorrer en España. "En EEUU, el musicoterapeuta tiene el mismo estatus que el médico, el terapeuta ocupacional o el enfermero, todos trabajan en equipo", cuenta María a la vez que reconoce que aquí todavía choca ver llegar a alguien al hospital con una guitarra (su instrumento de trabajo más habitual, aunque indica que no es el único que utiliza y que cada profesional tiene predilección por uno distinto --"ni siquiera es necesario saber tocar un instrumento", indica--.

Por ahora, próximamente iniciará un periodo de prácticas en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Infanta Cristina de Badajoz, a cuyo equipo esperar transmitir sus conocimientos sobre las aplicaciones de la musicoterapia para ayudar a la gente en el tránsito de la vida a la muerte. Además, es la coordinadora de la actual edición del máster y está elaborando diversos proyectos de musicoterapia para varias organizaciones. Junto a Félix y Sergio, constituye la base de lo que en un futuro esperan que sea un sólido grupo de musicoterapeutas extremeños. Y los beneficios de sus conocimientos ya pueden comenzar a disfrutarse en Extremadura.