Aproximadamente un 20% de los edificios construidos en Extremadura ya ha alcanzado el medio siglo de existencia o está a punto de hacerlo y hay otro 16% que tiene entre 30 y 45 años de antigüedad, según los últimos datos que maneja la Dirección General del Catastro, correspondientes al mes de julio.

En términos globales, de las casi 830.000 edificaciones distribuidas por toda la comunidad autónoma, unas 169.000 fueron levantadas antes de 1960 y existen otras 142.000 cuyos cimientos corresponden a la última fase del franquismo, a las décadas de los 60 y los 70.

Estos datos contrastan con el bajo volumen de edificios nuevos, si se entiende como tal aquellos que tienen menos de seis años. Unicamente seis de cada 100 construcciones han sido alzadas después del año 2000 a pesar de que el sector se encuentra en estos momentos dentro del denominado boom inmobiliario ; es decir, 53.715 han sido realizadas durante el último lustro. En este sentido y como dato representativo, solo las provincias de Avila (6,63%), Cuenca (4,52%), Orense (5,46%), Teruel (3,17%) y Zamora (5,43%) presentan peor balance de nuevas edificaciones que las dos provincias de la comunidad extremeña: Badajoz (7,07%) y Cáceres (5,75%).

Por otra parte, las estadísticas del Catastro constatan otra circunstancia. Los grandes núcleos de población están renovando su parque de inmuebles con mayor dinamismo, un proceso bastante más lento en el caso de los municipios pequeños. Así, en Cáceres, ciudad con un importante patrimonio urbano histórico y monumental, las construcciones realizadas antes de 1940 apenas suponen el 8% del total, mientras que el 63% han sido realizadas después de 1980 y, de ellas, el 11,6% a partir del año 2000. En similares cifras se mueven las otras dos grandes urbes de la región, Badajoz o Mérida.

Por contra, hay localidades como Alburquerque o Montánchez que poseen un alto número de edificios construidos antes de 1940, incluso alcanzan cifras del 70%. Sin embargo, y a pesar de ser una peculiaridad propia del entorno rural, hay muchos municipios que registran bajos índices de longevidad en su parque inmobiliario. Precisamente son estas localidades las que suelen presentar problemas para contrastar la antigüedad de las construcciones existentes.