Una media de cinco personas al día han muerto en Extremadura desde la década de los noventa a causa de su adicción al tabaco, una cifra que es la misma que ha producido la violencia machista en la región en los últimos siete años. Así se pone de manifiesto en las conclusiones que recoge la tesis Impacto del consumo de tabaco en Extremadura , elaborada por Pedro García Ramos, médico del centro de salud de Don Benito, que también fue director de Salud Publica de la Junta y recientemente ha dejado el cargo de director del Instituto de Consumo de Extremadura.

La tesis, que será presentada hoy en la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, en Badajoz, ante un tribunal presidido por el exministro de Sanidad Bernat Soria, refleja que los fumadores de Extremadura pierden 24 días potenciales de vida por cada año que se mantienen en el hábito tabáquico. Además, señala que un fumador se ha fumado en los 15 años anteriores a su muerte un promedio de 95.886 cigarrillos.

El trabajo también recoge que cada fallecido por muerte atribuible al tabaco ha perdido 15 años de vida de promedio, en el periodo 2005-2007 y que los no fumadores, pero si expuestos al humo ambiental del tabaco, pierden 8 días por año de exposición al tabaco. Y es que, según García Ramos, cada cigarro disminuye en 7 minutos la expectativa de vida de las personas fumadoras y en 1,7 minutos a los no fumadores expuestos al humo.

Otra de las consideraciones que incluye la tesis es que existen 76 enfermedades de las que hay evidencia medida en términos de riesgo, relacionadas con el consumo de tabaco, de las que la cardiopatía isquémica, enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, causan la muerte al 80% de los fumadores en Extremadura.

A juicio del autor, es necesario constatar la similitud entre tabaquismo voluntario e involuntario en el sexo femenino, hasta el punto que para las enfermedades cardiovasculares son superiores las tasas en el tabaquismo involuntario, aspecto mantenido durante la década de estudio.

Por todo ello, apunta que el tabaco sigue siendo un gravísimo problema de salud pública en Extremadura y son imprescindibles reformas legales.