Por las instalaciones del centro de selección de Comercial Ovinos en Villanueva de la Serena pasa cada año la lana de 1,5 millones de ovejas procedente de las explotaciones de alrededor de cuatro mil ganaderos. Esta sociedad cooperativa comenzó a funcionar en el año 2001. "Por aquel entonces ya se veía que el textil estaba mal y que había que buscar nuevos mercados y de manera individual eso iba a ser muy difícil. Había que constituir una comercializadora para vender la producción de manera conjunta", cuenta su gerente, Marco Antonio Calderón.

En este sentido, precisa, hubo dos factores que impulsaron su creación: "Por un lado, la lana la comercializaban las cooperativas de manera individual por el método de la subasta, pero era un sistema que no les terminaba de ir bien por intereses comerciales. Por otro, la caída de precios a causa de la crisis del sector textil", recuerda.

A día de hoy, Comercial Ovinos cuenta con siete socios. Cuatro de ellos son cooperativas de la región: Oviso, Acorex, Casat y Cooperativa Ganadera de Sancti-Spiritus; y otras tres proceden de Andalucía (Corsevilla, Corpedroches y Ovipor). Además, vende la lana de cuatro sociedades más, dos de ellas portuguesas.

En torno a un 90% de su producción se comercializa fuera de las fronteras españolas en destinos de los cinco continentes: Turquía, Italia, Marruecos, Alemania, India, Australia o China son solo algunos de sus destinos. Al gigante asiático envía la mayor parte de la producción de lana sucia --sin lavar--, donde es empleada posteriormente en su industria textil. El resto se lleva hasta el que es hoy el único peinaje que queda de España, ubicado en Béjar (Salamanca) donde se efectúa el lavado, cardado y peinado de la lana.

Calderón tiene claro que sin la creación de la comercializadora la situación sería hoy muy diferente para los ganaderos. "Primero --argumenta--, el precio sería totalmente distinto porque habría mucha más oferta que demanda y la clarificación en el mercado sería menor. Además, el ganadero no tendría ni mucho menos la seguridad de cobro que tiene con la cooperativa". "Solo hay que ver cómo está la competencia que no se ha sabido adaptar a la exportación", apostilla,

En cualquier caso, incide en que todavía hay margen para progresar. "Con poco que mejorara la calidad de la lana, podríamos hacer grandes cosas". En este sentido, cree que los ganaderos deberían implantar algunas prácticas destinadas a este fin, entre las que menciona aspectos como un mayor cuidado en el esquileo o evitar que la lana se contamine en exceso de paja o estiércol. "En los años cincuenta o sesenta la lana se cuidaba infinitamente más que ahora", subraya, para añadir a continuación que "cualquier mejora en el proceso" acaba redundando en una "mayor calidad" del producto y, por tanto, "en más precio y rentabilidad"