Queridos extremeños, queridas extremeñas. Desde el Monasterio de Yuste, testigo mudo de la historia y, sobre todo, indicativo del compromiso que Extremadura tiene con Europa y acompañado por este extraordinario grupo, la Coral Ars Nova de Plasencia, quiero empezar por recordar a todas aquellas familias que a lo largo de este año hayan perdido algún ser querido. Y también, muy especialmente, a los extremeños que no se encuentran en estos momentos en su tierra, en nuestra tierra, bien sea porque son soldados que, formando parte del Ejército de España, realizan tareas o labores humanitarias en Afganistán o en el Líbano, bien sea por razones de residencia, o aquellos que en estos momentos son cooperantes en distintos proyectos a lo largo y ancho de todo el mundo.

Termina un año y no ha sido un año más, ni podemos considerar que haya sido un año cualquiera. Ha sido un año difícil y complejo donde no vale apelar al optimismo o al pesimismo, pero sí hacerlo al compromiso, al compromiso de todos y cada uno de nosotros. Cuando una parte del cuerpo se debilita las otras partes del cuerpo tienen que hacer todo lo posible para compensarlo, para ayudar. Es muy importante en estos momentos que reivindiquemos nuestros derechos, amigos y amigas, pero también que seamos conscientes, todos y cada uno de nosotros, de nuestros deberes.

Es tiempo de ocuparse de nuestros padres, de atraer los recursos necesarios para que estén debidamente atendidos, sobre todo aquellos más frágiles y más vulnerables en estos momentos, pero sin olvidar que necesitan nuestros recursos, pero, sobre todo, necesitan nuestro afecto y necesitan un poquito de nuestro tiempo. Es tiempo también de preocuparse por nuestros hijos, por los cuidados que necesitan, por su educación, pero también sin olvidarnos que es muy importante el ejemplo que les podamos dar. Y, sobre todo, es tiempo de trabajar para que puedan volver a tener trabajo aquellos que lo perdieron, para que recuperen su empresa aquellos que se les ha quedado en el camino. Todos y cada uno de nosotros tiene una misión fundamental en estos momentos.

Hace unos días, el presidente que fue de la Unión Europea, el señor Jacques Delors, hablaba de que, muy probablemente, en el origen de la crisis que estamos viviendo lo que ha habido ha sido un descarrilamiento del tren de los valores. Seamos capaces de colocar los vagones del tren de nuevo en la vía cargados de los valores de siempre y del valor del trabajo, del valor del esfuerzo, del valor de la cordialidad, del valor de la solidaridad, del valor de la familia, del valor que tiene de verdad el tiempo para todos.

Saint-Exupéry dijo hace muchos años que cuando uno decide construir un barco lo primero, lo más importante no es salir corriendo a buscar las maderas, lo más importante es despertar el anhelo por el mar. Para seguir construyendo la Extremadura que queremos lo más importante es despertar el anhelo por Extremadura, el amor por Extremadura, reforzando nuestra autoestima, ejerciendo la autocrítica necesaria para saber que nos queda camino por recorrer para ser capaces de reconocer aquello en lo que nos hayamos podido equivocar.

Este es un tiempo difícil pero no imposible. Es un tiempo para todos aquellos que estemos dispuestos a hacer lo que nos toca hacer. Y así, estoy seguro que podremos mirar al futuro con esperanza.

Por todo ello les deseo a todos ustedes, a todas las familias de Extremadura, unas felices fiestas y un año 2010 en el que puedan verse colmadas todas sus aspiraciones.