Dice el refrán que "nunca llueve a gusto de todos", pero lo cierto es que en estos días ha llovido a gusto de muchos, aunque sólo a ratos. Me refiero a los miles de extremeños que han llenado puentes y presas para contemplar de primera mano las enormes crecidas de ríos y arroyos, sobre todo del Guadiana.

Pero el "turismo de puentes" ha tenido su cara amarga río abajo, en los vecinos que han visto inundadas sus tierras, cortados sus caminos e incluso desalojado su pueblo durante dos días, en el caso de Barbaño. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales, entre otras cosas por el perfecto funcionamiento del Plan de Inundaciones y la coordinación de todas las administraciones y los agentes implicados, entre ellos Cruz Roja, que en cuestión de horas habilitó el polideportivo de Montijo como campamento improvisado para más de un centenar de afectados.

Es ahora, al bajar el nivel del agua, cuando se verán los "efectos secundarios", los económicos, esos que en principio se dejan a un lado ante la prioridad de salvaguardar la vida humana. La Junta ya ha dispuesto de 3 millones de euros del fondo de contingencia para ayudar a los afectados, a los que habrá que sumar los que destine el ministerio una vez que se evalúen los daños y se estudie la posible declaración de zona catastrófica. Y mientras las ayudas llegan, será necesario que desde Confederación Hidrográfica del Guadiana se aclare qué ha ocurrido para llegar a este punto, y sobre todo si se podría haber evitado con una mejor gestión de los desembalses.

Son muchos los que creen, como los regantes de Orellana, los ecologistas y algunos alcaldes, que la CHG se ha dormido en los laureles y que le ha pillado el toro. Es decir, que mantuvo los pantanos demasiado llenos, con poco margen de maniobra, y que las últimas lluvias provocaron un desembalse masivo que magnificó las inundaciones. Una opinión que parece compartir Portugal, que ha felicitado a la Confederación del Tajo por su gestión, sin mencionar a la del Guadiana, todo un síntoma.

XESTA SEx defiende asegurando que las previsiones se han quedado cortas y que ha actuado igual que en 2010, aunque entonces veníamos de varios años de sequía y embalses como el de Alange superaban por poco el 20% (este año no ha bajado del 75%). El asunto, no obstante, llegará la próxima semana al parlamento regional de la mano de IU, muy crítico con la actuación de la CHG, y del PSOE, que prefiere escuchar las explicaciones antes de pronunciarse, aunque miembros destacados como el alcalde de Villanueva de la Serena, Miguel Angel Gallardo , ha sido muy duros con los responsables de confederación. Bastará con cruzar los datos de agua embalsada con el de lluvias y caudal del río para comprobar si se ha actuado correctamente, o la CHG se vio atrapada en una "tormenta perfecta" ante la que no se podía actuar.

Otra tormennta, ya veremos si "perfecta" o no, es la que afecta de lleno a la Casa Real, que a los escándalos de las últimas semanas suma ahora la imputación de la infanta Cristina en el 'caso Noòs'. De momento, la Infanta no tendrá que bajar la "rampa de la vergüenza", como se ha bautizado a la entrada a los juzgados de Palma, gracias al recurso de la Fiscalía Anticorrupción, que por primera vez parece actuar más como defensa que como acusación.

La imputación de la Infanta eleva la presión sobre una institución que hasta ahora ha conseguido vivir casi al margen de los problemas del país, aunque sus últimos errores y escándalos, unidos a la crisis, han pinchado la burbuja que hasta ahora protegía al monarca, al que parece no valerle ya su actuación en el 23-F para mantenerse por encima del debate político y de la calle.

Don Juan Carlos dijo en su mensaje navideño de 2011, en plena eclosión del 'caso Urdangarin , que "la justicia es igual para todos", y ahí va a estar una de las claves del futuro de su Casa. Cualquier maniobra de Zarzuela, como el apoyo al recurso del Fiscal Anticorrupción, dejará en papel mojado las palabras del monarca y con ello el futuro de la institución. Y de llegar a juicio, una condena podría curiosamente fortalecer a la monarquía, porque efectivamente la justicia sería igual para todos, y una absolución podría ser inocua si los ciudadanos ven que se la ha tratado como a una más.

Y no como a uno más, sino como al primero de la clase, es como quiere Artur Mas que se trate a Cataluña a pesar de ser de los más retrasados en el cumplimiento del déficit. Extremadura pide justo lo contrario, que el premio vaya a los que han cumplido, y critica cualquier intento de negociación bilateral de la nueva financiación autonómica entre la Generalitat y la Moncloa, porque una vez más saldríamos perdiendo: más pastel para Cataluña es menos para el resto. Esa crítica ya la recibió el gobierno de Zapatero en la negociación del modelo de 2009, aunque ahora la situación es diferente.

Tras el fracaso del adelanto electoral, Mas sigue ahogado por el déficit pero en manos de ERC, el peor compañero de viaje posible como ya constató no hace mucho el PSC. Un socio que no admitirá, como hizo CIU en otras ocasiones, enterrar la bandera independentista a cambio de dinero. Y es que no es lo mismo que te pille la tormenta de improviso a que la estés invocando durante tres años con la danza de la lluvia.