El fervor mariano reina en la noche de Torrejoncillo. Las miradas de miles de personas volvieron a centrarse un año más en la imagen de María Inmaculada, protagonista indiscutible de la Encamisá, una Fiesta de Interés Turístico Regional desde el año 1997 que congregó anoche a 150 escopeteros y 200 jinetes para acompañar al estandarte de la virgen.

Como es tradición, los jinetes cubiertos con sábanas blancas llenaron las calles y plazas del municipio cacereño, en recuerdo de la estrategia de defensa que, según cuenta la leyenda, llevaron a cabo los torrejoncillanos durante la Batalla de Pavía, para ocultarse del enemigo entre la nieve. Según recuerda Europa Press, algunas leyendas apuntan a que el origen de la fiesta está en esta batalla, que se libró el 24 de febrero de 1525 entre el ejército francés al mando del rey Francisco I y las tropas germano-españolas del emperador Carlos V, y en la que un grupo de torrejoncillanos se cubrió con sábanas blancas y se encomendó a la Virgen para poder adentrarse en las líneas enemigas sin ser descubiertos en el paisaje nevado.

No se sabe con certeza si esto fue así pero sí que el origen de la fiesta es una batalla y de ahí los caballos y las escopetas emulando el ejército. La fiesta tiene ahora un cariz religioso en agradecimiento a la Inmaculada que consiguió, según la leyenda, que las tropas españolas lograran su objetivo en esta localidad italiana. El acto central de esta tradicional fiesta tuvo lugar ayer, a las 22.00 horas, cuando se produjo la salida del estandarte de María Inmaculada desde la iglesia de San Andrés y la celebración de la posterior procesión de La Encamisá. Al concluir el acto, la asociación de Paladines de la Encamisá, invitó a los asistentes al ‘coquillo’, dulce típico.