El coronavirus obligó a muchos profesionales de la región a superar el miedo al contagio y acudir a su puesto de trabajo cada día, realizando una gesta que sigue teniendo ecos meses después. Otros tantos trabajadores extremeños afrontan estos días una proeza, más doméstica y silenciosa, que consiste en trabajar en la calle pese a los más de 40 grados a la sombra que tienen que soportar. Y con el extra de la mascarilla alguno de ellos. Además, la muerte de un recolector agrícola de unos 50 años el pasado 1 de agosto en la ciudad murciana de Lorca por un golpe de calor ha pues- to sobre la mesa el debate sobre trabajar a elevadas temperaturas.

Hace unos días, antes de que aterrizara en la Península «la primera ola de calor», que ha sumido a la comunidad autónoma en un aviso amarillo y naranja constante, los carteros, que recorren a pie largas rutas cargando con su carro postal, entregando paquetes y subiendo en ocasiones a bloques sin ascensor, sufren de forma directa el calor. «Aquí por estas fechas siempre hace un montón de calor, este no es un verano al uso», indica el mensajero pacense Antonio, aludiendo al uso de la mascarilla.

Junto a los carteros, cientos de profesionales compaginan en nuestra tierra las temperaturas asfixiantes con el desempeño de su tarea, aunque bastantes confiesan que «no nos queda otra» y que después de tantos años en el tajo, ya se han acostumbrado. Es el caso del cacereño José María Martín Arias, que se dedica a la construcción y tiene una empresa de reformas. «Afortunadamente en nuestro sector no es obligatorio el uso de la mascarilla y en parte, y nunca mejor dicho, eso es un respiro porque llevarla resulta agobiante para los empleados, aunque en los casos en que acometen obras menores, donde los dueños de la vivienda permanecen en su interior, hay que portarla», destaca.

Hidratación y crema solar

La hidratación y la crema solar se hacen compañeras de viaje imprescindibles. Trabajan desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde, una jornada intensiva para evitar la tarde. «Nos defendemos como podemos», indica José María. «Hay días que toca estar refugiados en una casa que rehabilitamos y días que toca estar a 40 grados en lo alto de un tejado. Lo aguantamos lo mejor que podemos», dice.

Emperazon hace seis años en la empresa y la construcción es uno de los sectores en riesgo de estrés térmico, que se deriva de un exceso de calor corporal debido a las condiciones ambientales. Esto aumenta la probabilidad de que se produzcan accidentes de trabajo, se agraven dolencias previas (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cutáneas y hasta diabetes).

Los hermanos Denche llevan 24 años con su taller mecánico en el barrio de San Francisco de Cáceres. Cuando se les pregunta como vencen a las elevadas temperaturas, con sentido del humor responden: «Con mucho piporro».

Cuidar las cabras

Pero no solo la construcción o los talleres mecánicos, hay otros trabajos que tampoco tienen aire acondicionado... A las siete de la mañana comienza su trabajo. Jesús Manuel Martín Crespo, hurdano de nacimiento y residente en Torre de don Miguel, en Cáceres, lidia como puede el calor mientras cuida de sus cabras. Durante la siesta, aprovecha para ponerse a resguardo mientras los animales están en el campo. La manga larga de tela fina se hace fundamental «porque con las camisetas el sol te quema», explica el conocido cabrero youtuber, que cuenta en las redes sociales con una legión de cientos de miles de seguidores.

Al día acumula decenas de kilómetros, puesto que hasta las diez de la noche no encierra de nuevo a los animales. Entre su finca y el castillo, la jornada es leonina, con el receso de una a cuatro de la tarde, tiempo que las cabras paran junto al robledal y el pastor aprovecha para echar una cabezada. Por eso para él es fundamental la hidratación, calcula que unos cinco litros durante el día. «La cabra lleva bien el calor, aunque en verano lo notan más», asevera mientras atiende unos minutos a este diario y luego sigue con la dura faena.

Las olas de calor empiezan a hacerse cada vez más frecuentes y los empleados que están a cielo raso son los que más lo notan. Los datos difundidos este jueves por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, dependiente de la Comisión Europea, arrojan que este mes de julio ha sido el tercero más cálido en el mundo, junto a los de 2016 y 2019.

El calentamiento global está haciendo mella y de hecho, el calor ha vuelto a golpear a la región durante el fin de semana y Extremadura ha estado este sábado de nuevo en alerta amarilla con temperaturas que rondan los 39 grados. El coche es un invernadero, nos recomiendan cuidar de nuestras mascotas o evitar las horas centrales del día para practicar deporte.