Diego Barrado es de Madroñera, tiene 88 años y toda su vida se ha dedicado a trabajar en el campo. Ha cotizado durante 45 años en el

Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (Reass) para recibir ahora 600 euros de pensión. No poco teniendo en cuanta que ha sido empleado agrario pero una miseria si se compara con lo que percibe un trabajador del Régimen General con la misma cotización.

"Tiene lo justo para vivir", señala su hijo, Juan Andrés Barrado, que a pesar de todo ha seguido los pasos del padre y también trabaja en una explotación agraria en Trujillo. "Le da porque no sale y apenas gasta, solo la comida y los recibos de luz, agua y gas", señala.

Juan Andrés, que cuida 750 ovejas en una finca de 200 hectáreas, aplaude que por fin el Reass vaya a desaparecer. Está convencido de que su situación y la de muchos otros jornaleros extremeños mejorará, sobre todo a la hora de la jubilación. No obstante, "con la que está cayendo", no está muy convencido de que esta sea la definitiva, puesto que ya son varios los intentos que se han hecho para que desaparezca y sobre todo, "por los tiempos que corren".

A pesar de que en el campo "se cobra poco", afirma que decidió seguir los pasos de su padre (cuando Diego se jubiló, a los 65, él se quedó en el puesto) porque es todo lo que sabe hacer y le encanta. Juan se levanta todos los días a las siete de la mañana para ir a trabajar. Llega a la finca, situada en Trujillo. Cuida el ganado hasta la hora de comer --también en el campo-- para después seguir por la tarde. Llega a su casa sobre las siete, un poco después en verano. Está fuera casi 12 horas y cobra 900 euros mensuales, que se completan con el trabajo de su mujer, también asalariada del campo.

Así lleva desde 1.991, año en el que se retiró su padre. Pero no se desanima y a pesar de la crisis y del retraso en la edad de jubilación, gracias a medidas como esta, espera cobrar más de 600 euros cuando se jubile, lo que teme, será más tarde de los 65.

Tiempo más que según augura Juan, "para los trabajadores del campo no serán fáciles". Es cierto que los medios actuales hacen que el trabajo sea menos duro, pero él insiste. "Mi padre aguantó hasta los 65, pero los últimos años ya tenía que ayudarlo porque solo no hubiera podido", concluye.