La tarde del domingo me desplacé con ilusión para visitar el famoso Expotren. Nada mas llegar a la estación nos encontramos con el primer problema. Mientras mi padre colocaba las rampas para sacar la silla de ruedas, un taxi aparcó a nuestro lado, en medio del paso de peatones y anulando completamente la rampa de acceso a la estación.

Mi padre tuvo que avisar a la policía para que el taxista apartara el coche del paso de peatones. La visita no empezaba muy bien. El incidente parecía presagiar una visita problemática, no obstante tomamos el ascensor de bajada al túnel que conectaba las vías dirigiéndonos al anden donde se encontraba estacionado el Expotren; al llamar al ascensor de subida del citado anden, compruebo que se encuentra fuera de servicio. No obstante, antes de avisar al jefe de estación para que subsanaran la avería, mi padre se dirigió a la entrada del Expotren, para comprobar si una vez solventado este primer obstáculo de acceder al andén, la entrada al tren estuviera preparada para silla de ruedas.

El acceso al tren tenía tres escalones, aunque la azafata que se encontraba en la puerta indicó que tenían una plataforma elevadora portátil que podrían instalar para las sillas de ruedas, pero que esa misma mañana una señora había conseguido entrar con su silla, y una vez dentro, comprobó la imposibilidad de hacer el recorrido por la anchura de los pasillos. Nos volvimos rápidamente, no fuera que se averiara el único ascensor operativo y me quedara tirado.

Al llegar nuevamente al coche, otra vez un coche, esta vez particular, vino a aparcar, de nuevo, en medio del paso de peatones e imposibilitando el acceso lateral a mí vehiculo que se encontraba aparcado señalizado como zona de minusválidos. Tuvimos nuevamente que llamar la atención del dueño.

Me consta que el presidente Ibarra tiene una especial sensibilidad para con todos los temas relacionados con las personas discapacitadas, pero por lo visto, la empresa catalana que ha preparado el Expotren no ha tenido la misma sensibilidad; y a mis convecinos cacereños les queda mucho para concienciarse de la necesidad de respetar los escasos aparcamientos para discapacitados.

De la avería del ascensor de la estación no le doy mayor importancia dada la ingente muchedumbre que el domingo se dio cita en la estación. Envío esta carta con la esperanza de que si es posible todavía, se adapte el Expotren para que otras personas en silla de ruedas puedan visitarlo; y con la ilusión, no se si ilusión de iluso, de que los ciudadanos de una ciudad como Cáceres, que aspira a la Capitalidad Cultural Europea, aprendan a respetar los accesos y aparcamientos reservados a personas con discapacidad. ¡La Cultura y la Imagen de Extremadura se demuestran con hechos!