Ni tan siquiera al Salario Mínimo Interprofesional. Seis de cada diez pensiones contributivas en Extremadura no superan los 735,9 euros mensuales, que es la cuantía retributiva mínima fijada por el Gobierno para los trabajadores. Y muchas de ellas se mueven en niveles bastante inferiores. Si el listón se pone en los ochocientos euros, por debajo de él quedan más de tres cuartas partes del total.

En enero pasado la media de las pensiones contributivas (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad o a favor de familiar) se situó en la comunidad autónoma en 773 euros mensuales, la más baja del país, a mucha distancia del promedio estatal (930 euros). Con todo, la realidad se muestra con más dureza aún si se analizan los datos por tramos de ingreso. Más de la mitad de las pensiones extremeñas (un 55%) son de 650 euros como mucho y quienes alcanzan a ser mileuristas constituyen casi la excepción. Apenas un 16,8% de las pagas sobrepasan los mil euros al mes, porcentaje inferior al que suponen las de 450 o menos, según las estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Para las 125.317 pensiones de jubilación (más de la mitad de las 224.614 que hay en la región), la media en el primer mes del año fue de 866 euros. El 45% de estos perceptores recibe solo el mínimo establecido por ley, un montante que varía dependiendo de las circunstancias personales. Por ejemplo, si ha cumplido los 65 años es de 788,9 euros si tiene cónyuge a su cargo; de 639,3 euros si carece de él; y de 606,6 si lo tiene pero no está a su cargo. Las pensiones por debajo de estos umbrales se deben a no cumplir los requisitos exigidos para recibir los complementos necesarios para alcanzarlos (fundamentalmente porque tienen otros ingresos). En el caso de las prestaciones de viudedad (61.289 en total), el promedio en Extremadura baja hasta los 611 euros.

«Así es imposible subsistir. Aunque tengas casa propia, tienes que pagar contribución, luz, agua, gas… solo para eso ya no te llega. Y más con las subidas que hemos tenido en esos servicios básicos», lamenta la secretaria general de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO de Extremadura, María José Gallego. «Muchos pensionistas están en la pobreza más absoluta. Es así de duro, pero a menudo tienen que decidir si compran medicinas o comida. Y con amenazas de cortes de luz o de agua por impagos», agrega Gallego, quien recuerda que la situación de los alrededor de 7.800 extremeños con pensiones no contributivas de jubilación es incluso peor, con una paga media que en diciembre pasado fue de 364 euros como media.

Gallego incide, además, en que los pensionistas han hecho posible el sostenimiento de muchos hogares durante la crisis. «En estos años, en Extremadura el 37% de los hogares han estado sustentados por pensiones, ya sean de jubilación, viudedad o enfermedad. Hogares de cuatro, cinco o seis miembros en los que lo único que entraba es la pensión del abuelo o de la abuela, de la madre o del padre». «Y con las cifras de paro que tenemos en Extremadura, es algo que se está dando todavía», apostilla.

Si se trata de mujeres, en materia de pensiones la precariedad se dispara. El 85,2% de ellas se queda antes de sobrepasar la frontera de los ochocientos y el 74% de los 650. «Cuando hablamos de brecha salarial, no es una cosa que solo afecte al presente, a lo que una mujer percibe por el trabajo que realiza, sino que va más allá: también a la prestación que pueda obtener por desempleo o por incapacidad temporal o a cuando llegue a la edad de jubilación», sostiene María José Ladera, secretaria de Igualdad, Políticas Sociales y Salud Laboral de UGT de Extremadura.

Además de en el hecho de que gran parte del empleo femenino de la región se concentra en sectores «eminentemente precarios, como el comercio, la hostelería o la limpieza» —lo que condiciona las bases de cotización—, Ladera hace hincapié en que la mujer sigue siendo la que en mayor medida «sacrifica su carrera profesional para el cuidado de las personas dependientes, ya sean hijos o mayores», lo que también juega en su contra a la hora de establecer la cuantía de su futura prestación. «Igual que en su día la Seguridad Social a los hombres que hicieron el servicio militar se lo computo como periodo cotizado», arguye, también se debería buscar una fórmula para «compensar a las mujeres que se han dedicado al cuidado de los familiares dependientes».

REVALORIZACIÓN / Para este 2018 el Gobierno revalorizó las pensiones un 0,25% (1,9 euros al mes para una pensión media en Extremadura). Es el quinto año consecutivo en el que suben el mínimo legal previsto. UGT de Extremadura lanzó a mediados del mes pasado una campaña para denunciar lo escaso del alza y la pérdida de poder adquisitivo que sufren los pensionistas. Para la iniciativa se escogió como símbolo un lazo marrón, un color que se justificó entonces en que «los jubilados, cuando comprueban la revalorización de las pensiones, dicen: vaya mierda de subida». «Hay que luchar por unas pensiones dignas y, evidentemente, por que se derogue la reforma del 2013 y tengan una revalorización anual en consonancia con el IPC», esgrime Ladera. A su juicio, el interés de Gobierno está en que los trabajadores «tengan planes de pensiones privados y no en poner remedio al déficit de la Seguridad Social».

En el 2019 entrará en vigor el factor de sostenibilidad para vincular las pensiones a la esperanza de vida. «En estos momentos ni siquiera el Gobierno tiene claro cómo va a desarrollarlo», afirma Ladera, para quien puede tener un impacto especialmente negativo en la región. «El objetivo de este factor está claro que es minorar la base reguladora sobre la que se calcula la pensión, por lo que va a tener un mayor impacto en las prestaciones más bajas».