El cielo no se ve aún ni mucho menos despejado, pero al menos los nubarrones más negros parecen estar alejándose para el turismo rural. Después de más de dos meses con los establecimientos cerrados, y de tramitar anulaciones y reembolsos, los alojamientos extremeños comienzan a recibir cada vez más llamadas y a cerrar las primeras reservas. «Cada vez que hay una nueva noticia de que se va a ser más permisivo o flexible, eso inmediatamente tiene un efecto en el teléfono y en las reservas», cuenta Victoria Bazaga, presidenta de la Federación Extremeña de Turismo Rural (Fextur).

El verano está ya a un suspiro y, aunque más atípico que nunca, será verano al fin y al cabo y las vacaciones de interior van a ser la opción preferida por muchos.

La reactivación del sector llega con importantes cambios, tanto en los establecimientos como entre los usuarios. «Las reservas no son como hasta febrero, que no conocías al cliente hasta que aparecía. Ahora te llaman porque prefieren conocerte. La gente quiere hablar contigo antes de venir», precisa Bazaga. De momento cuesta, eso sí, que este primer acercamiento se materialice en una reserva. «Están viendo qué hay, qué ofrecemos y en qué condiciones pueden venir. Hay bastante confusión en cuestiones como los porcentajes de aforo, los servicios que se pueden prestar o no, el tema de los baños...», detalla la máxima responsable de Fextur. Estas mismas dudas hacen que también se cancelen «con mucha facilidad» las reservas que se van haciendo.

Las casas rurales más solicitadas en estos momentos son las que «hasta hace cuatro meses eran más difíciles de alquilar: las más aisladas y de alquiler completo. Una vez que poco a poco estas se van llenando, ya piden las que están dentro de casco urbano, de alquiler completo también, y después ya iríamos al compartido. Hay reticencias a compartir establecimiento, se busca tener uno en exclusiva para el núcleo familiar o de amigos», resalta Bazaga. Porque es al cliente familiar y de proximidad al que el sector está confiando en buena medida salvar esta temporada veraniega. «Las reservas que se hacen son sobre todo de extremeños, pero empiezan a hacer llamadas los de País Vasco, Andalucía y Levante. El cliente madrileño, que es nuestro objetivo principal, todavía no se está interesando. Y nosotros lo necesitamos», esgrime. Tampoco ha aparecido por ahora otro importante activo del turismo extremeño: el viajero que va de paso por la región camino de las costas portuguesas o andaluzas o que recorre la Vía de la Plata. Este es el caso de numerosos extranjeros, que están llamando ya «muchísimo, pero que todavía ni pueden ni se atreven a hacer la reserva».

El perfil de turista estival procedente de otras regiones o del extranjero se está viendo sustituido con frecuencia por extremeños que, ante la situación de incertidumbre, no quieren alejarse mucho de su localidad de origen durante las vacaciones, lo que hace que el interés «esté muy repartido» entre los alojamientos de casi todo el territorio de la comunidad. Las ocupaciones más largas, las de una semana o quince días, son fundamentalmente de familias, mientras que los «grupos de amigos son más para un fin de semana».

Por otro lado, el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) ha puesto en marcha un certificado de turismo seguro que garantice que los establecimientos están protegidos frente al covid-19. «Lo estamos implementando desde mediados de mayo, cuando nos lo dieron», resalta Bazaga. Un sello que exige cumplir con medidas de distanciamiento, higiene y de limitación aforo.

«Voy a salvar el verano por las largas estancias»

ANASTASIO LUQUE. Casa rural A Cántaros. Esparragosa de Lares

El periodo estival no pintaba nada bien para A Cántaros, una antigua casa solariega reconvertida en alojamiento rural en Esparragosa de Lares. A escasa distancia de los embalses de La Serena y del de García de Sola, cuando volvió a abrir sus puertas a fines de mayo se le había caído casi por completo la campaña de pesca, que habitualmente supone gran parte de la afluencia que recibe desde marzo hasta mediados de octubre. Su gerente, Anastasio Luque, confía ya solo en «salvar algunas de las reservas» de las dos últimas semanas, pero el resto está perdido.

No obstante, en su primera semana de actividad ya ha alojado a varios clientes y está recibiendo reservas «con cuentagotas». Algunas para julio, pero la mayor parte con vistas a agosto. Los aficionados a la pesca se están viendo sustituidos por un perfil de cliente familiar de origen nacional —sobre todo de Madrid, Cataluña y País Vasco-— y que «está reservando con estancias mucho más largas. Si el verano anterior era un fin de semana o cuatro días máximo, este la duración es de doce, quince, o veinte días», detalla. «Voy a salvar el verano por las largas estancias».

Justo ahora la Junta acaba de darle luz verde para hacer «el primer ‘glamping’ de Extremadura y el quinto en España», una fórmula que combina el contacto con la naturaleza de un ‘camping’ tradicional con la comodidad de un hotel. Lo integrarán cuatro ‘bungalows’ ubicados en otras tantas parcelas, más un quinto común. Estará situado en la falda de la ermita de la Virgen de la Cueva y del Castillo de Puebla de Alcocer con vistas al pantano de la Serena. «Un resort espectacular», aventura. A pesar de que el momento no es fácil, Luque asegura que la idea es continuar con el proyecto. «Habrá que tirar para adelante como sea», remacha.

«A partir de ahora, solo alquilaré la casa completa»

MAITE TORRES. Alojamientos rurales La Jara de las Villuercas

Los alojamientos rurales La Jara de las Villuercas, una casa rural y un apartamento ubicados en Cabañas del Castillo, todavía siguen cerrados. «Hasta que la movilidad no se amplíe a otras provincias no me va a venir gente, porque los de Cáceres se van a dormir el mismo día a su casa», explicaba el pasado jueves su propietaria, Maite Torres. De cara al verano, la previsión es abrir aunque solo cuando vea que «empieza a preguntar la gente y que hacerlo me merece la pena».

En esta zona de la provincia cacereña el verano es ya de por sí habitualmente una época «muy floja». Tanto los otoños como los inviernos son buenos, pero es fundamentalmente durante las primaveras cuando se reciben más visitantes, los meses que precisamente se han quedado en blanco este año por la crisis sanitaria. En el periodo estival es fundamentalmente a partir de mediados de agosto cuando aumenta la afluencia. De hecho, para septiembre y octubre sí que tiene ya reservas realizadas. Entre su clientela extranjera abundan los holandeses y belgas que acuden a conocer el geoparque y, sobre todo, a avistar aves. Dentro de los nacionales, destacan madrileños y pacenses. «Este sitio es mucho de reunirse gente de Madrid y de Extremadura», señala Torres.

Hasta marzo, la casa rural podía alquilarse entera o sus cuatro habitaciones de forma independiente. «A partir de ahora, eso lo voy a cambiar, la voy a alquilar solo completa, porque si no es muy difícil cumplir todo y hacerlo bien», arguye. También con la idea de ganar en seguridad, detalla, buscará hacer «alquileres más largos» y establecer mayores intervalos de tiempo entre huéspedes.

«Para todos los establecimientos que tengamos piscina va a ser uno de los mejores veranos que conozcamos»

Javier Piñeros. La Vera y Valle del Jerte

Javier Piñeros dispone de dos alojamientos rurales uno El Tomillar, en Pasarón de la Vera, operativo desde el año 2016, y los apartamentos Traslasierra en El Torno (comarca del Jerte) adquiridos en 2019. El empresario explica que ha comprado unas viviendas en Trujillo y que toda la oferta se engloba dentro de la marca Natural&mente. Indica que las medidas de seguridad han cambiado hasta las formas de reservar. «Las estamos emitiendo exclusivamente en semanas». Además, realizan limpiezas exhaustivas utilizando productos homologados. «Hemos adquirido un pulverizador mecánico y se ha cambiado la decoración: se han quitado cojines, colchas y las habitaciones se limitan a una funda nórdica con edredón y sábanas blancas».

Cuando los clientes salen del establecimiento, se realiza una higienización a 60 grados de temperatura para mantener desinfectadas las estancias. Para sofás y cortinas usan una máquina especial de vapor «que mata cualquier tipo de virus». La piscina ha incorporado agua salada y un nuevo sistema de luz que elimina bacterias, «aunque ya comentan que con el agua marina sería más que suficiente. Creo que para todas las instalaciones que tengamos piscina va a ser uno de los mejores veranos que conozcamos».

Igualmente se ha quitado el césped. Prima el hormigón impreso y las zonas independientes para evitar contagios. En cuanto a las tarifas, en El Tomillar, la casa completa para 10 personas, cinco habitaciones con cinco baños, son 1.200 euros. Para El Torno, con capacidad para 32 personas, la primera semana de julio, comenzamos a comercializar la más barata, que son 2.520 euros.

«Ha telefoneado tantísima gente que esto es brutal»

Luis Miguel Hernández. Casa rural en San Vicente de Alcántara

Luis Miguel Hernández abrirá el 11 de junio su Casa Rural Villavieja, en San Vicente de Alcántara (Badajoz), algo más tarde de lo previsto, pero por los trabajos de desinfección y limpieza que están realizando en el establecimiento, no por la falta de clientes. «Desde mayo atendemos una media de 15 llamadas al día, ha telefoneado tantísima gente que esto es brutal». Los primeros visitantes serán de la provincia de Badajoz, luego de la de Cáceres, y a partir de julio confían en que acudan de todos los puntos. Como muchos, esperan ansiosos la apertura de la frontera con Portugal, de hecho del país luso tienen una reserva para agosto, realizada en el mes de febrero, que no se ha cancelado.«No es que el turismo pronostique una buena campaña, es que es real. Generalmente julio y agosto lo tenemos ocupado desde marzo. Este año, cuando llegó el Estado de Alarma, junio y julio lo cancelaron entero, pero agosto lo mantuvieron. Ahora, desde mayo no paramos».

Villavieja cumplirá cinco años en julio. «La casa está en un entorno muy bonito, tiene unas vistas preciosas y es muy cómoda, de nueva construcción, con las paredes de piedra y un salón enorme. Hay cuatro habitaciones dobles, cada una con su baño. La capacidad máxima es de 12 personas». El alojamiento está en mitad de un alcornocal, con una piscina rebosante». Se alquila la casa completa, la reserva mínima son dos noches y en verano se arrienda por semanas. En temporada normal la noche son 180 euros y en alta son 200 euros entre ocho personas. Las camas supletorias pagan 15 euros por persona y noche.

«Está la cosa complicada. Prefiero esperar 15 días para abrir»

Lot Martín. Alojamiento en Caminomorisco

Lot Martín Martín sostiene que «está la cosa complicada» y que aún no ha abierto su alojamiento, El Corralino, en Caminomorisco (comarca cacereña de Las Hurdes). «Seguimos en la Fase 2 y lo que no queremos es volver atrás». Su casa acoge a turistas de Extremadura, de Madrid, del norte de España y de Andalucia, «sobre todo provincias limítrofes», que buscan el sosiego de esta zona de la región a un precio de 60 euros la noche».

Decidió emprender su proyecto porque en Caminomorisco no había ninguna casa rural. «Me daba pena que vinieran los turistas y se tuvieran que ir fuera. Me aventuré a ello, aunque si no fuera porque tengo otro trabajo, este negocio por sí solo no compensa económicamente». Comenzó hace cinco años. «La vivienda era de mi madre, era pequeñita, había que restaurarla y me puse en marcha».

Lot tiene claro que en dos semanas piensa volver. «Cuando empezó todo esto del coronavirus, bloqueé las fechas y estoy a la espera de que dentro de 15 días comenzarán a poderse realizar las reservas». Considera que es el tiempo prudencial, porque la mayoría de sus clientes son de Madrid y Castilla León, comunidades autónomas que están avanzando de forma más lenta en la desescalada. «Al estar limitada la movilidad, la gente se lo piensa. Por eso pensé que lo mejor era aguantar un poco. Al fin y al cabo esperar 15 días puede suponer solucionar el turismo este verano y no estropearlo definitivamente».

«Nuestras cabañas facilitan el distanciamiento social»

Luis Mulío. Villasbuenas de Gata

Desde Villasbuenas de Gata, el propietario de Cabañas en los Árboles de Extremadura, Luis Mulío, pronostica un buen verano. «La gente está empezando a reservar; los primeros de Cáceres, ahora aumentan las de Badajoz y, para más adelante, están llegando de Madrid, de Sevilla y del resto de España, aunque están más contenidas. Todos sienten incertudumbre en caso de que hubiera una vuelta atrás».

Luis abrió hace dos semanas. Sus instalaciones son peculiares puesto que las cabañas están alejadas unas de otras, hay mucha independencia, pocas alas comunes, y eso ha permitido adoptar las medidas sanitarias y de higiene adecuadas para evitar los contactos. «El hecho de que les llevemos el desayuno y las cenas a sus cabañas y que cada una tenga un baño independiente facilita mucho las cosas», señala el responsable.

En la región llevan cinco años y medio funcionando; comenzaron con tres cabañas y ahora tienen seis. Cuentan con una gran demanda en todas las estaciones del año. Además, tienen piscina y ofrecen ocupaciones gratuitas, orientadas a la sostenibilidad medioambiental, como viajes en canoa con remos y chalecos desinfectados. Cuentan con energía eléctrica y agua propia, depuran las aguas residuales de forma biológica, y las sábanas y toallas son de origen ecológico. «De alguna manera es un establecimiento adelantado a su tiempo». Tienen cinco trabajadores, y están todos en el Erte, pero en breve se irán incorporando. La tarifa durante el mes de junio es de 90 euros la noche para dos personas con desayuno y actividades incluidas.