La Comisión Europea defiende, con el respaldo de Alemania y Francia, el fomento de biocarburantes en el transporte para luchar contra el cambio climático, frente a la avalancha de críticas que responsabilizan a esta estrategia del disparo mundial de los precios de los alimentos. El Ejecutivo comunitario descartó esta semana revisar el plan europeo que quiere lograr que el 10% del combustible utilizado en el transporte sea biocarburante en el 2020.

Alemania culpó a "las políticas agrarias inadecuadas de los países en desarrollo y al cambio en los hábitos alimenticios" del alza de los precios. Pero el comité científico asesor de la Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda "suspender el objetivo del 10% de biocarburantes", porque la superficie de cultivo para alcanzarlo excede a la disponible.

El comité advierte de que se requerirá una masiva importación de biocarburantes, que conllevará una "acelerada destrucción de selvas tropicales" y el uso de alimentos necesarios para la población. La agencia duda de la capacidad real de los biocarburantes de contribuir a la reducción del calentamiento del planeta.