Un robot que cuida de nuestros mayores. Este es el proyecto en el que están inmersos varios investigadores del grupo Arquitectura de Computadores y Diseño Lógico (ARCO) de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura (Uex) junto con profesores de las universidades de Córdoba, Huelva y Sevilla, que lidera el trabajo a través del investigador Joaquín Ferruz Melero, del Grupo de Robótica, Visión y Control. Se trata de un sistema robótico que ayuda a las personas dependientes en entornos domésticos inteligentes, es decir, en espacios dotados de sensores y actuadores ambientales que ayudan al usuario.

El robot aún está en fase de prototipo, ya que el proyecto, que comenzó en 2011, no concluye hasta 2015. En este, los investigadores del grupo ARCO de la Uex, coordinados por Miguel Angel Vega, son los encargados de la aceleración de los algoritmos, esto es, de hacer estudios para acelerar los algoritmos con el fin de que el robot pueda moverse más rápido, sepa donde está cuando reciba una orden y pueda llegar a la persona que lo necesita. "Buscamos que el tiempo de respuesta sea el menor posible", señala Vega. Esta colaboración es fruto de la relación entre los profesionales de las distintas universidades.

La innovación de este robot es su autonomía a la hora de navegar. "Sus capacidades cognitivas permiten que el robot comprenda y ejecute órdenes del usuario. Por ejemplo, si se le pide que vaya a un sitio, el robot busca el camino adecuado para llegar por sí mismo", explica Nieves Pavón, investigadora de este proyecto en la Universidad de Huelva y cacereña. Además de los algoritmos de inteligencia artificial que aumentan la autonomía, otra de las ventajas es la reducción del coste. "Hasta ahora, los diseños robóticos resultan más costosos porque requieren cables, instalación de cámaras o dispositivos de domótica, que implican hacer obras en el edificio donde van a actuar", explica. Los investigadores proponen una instalación sencilla, que pueda acometer el propio cuidador. Esto reduce el coste del prototipo, que cuenta con medio metro de altura y unos siete kilos de peso. "El objetivo final es que el robot se compre al mismo precio que un electrodoméstico, entre 500 y 1.500 euros, porque se le pueden añadir extras. Incluso exploramos que se pueda alquilar por un tiempo", adelanta Pavón.

Los científicos han desarrollado experimentos en los que el robot se comunica con una red inalámbrica de sensores para realizar tareas de posicionamiento. De este modo, navega de forma autónoma a través del hogar de una persona para acometer tareas de vigilancia del estado de la persona dependiente. El cuidador puede comunicarse con el robot a través de dispositivos móviles y controlarlo de forma remota si es preciso. El siguiente paso es complementarlo con sensores ambientales para mover puertas o desplazar objetos. Todo ello es posible mediante un software que permite al robot entender dónde se encuentra. Los expertos trabajan ahora en experimentos que simulan cómo funcionaría el robot en un domicilio, para configurar un prototipo más robusto y hacer pruebas en una residencia o varias viviendas con la idea de ver la aceptación del usuario.