--¿Qué se le queda en el tintero de su etapa al frente de UGT Extremadura?

--Me gustaría haber dejado la organización económicamente más fortalecida, pero poco o nada se me queda en el tintero. Se ha mantenido la afiliación y la representación sindical. Lógicamente ha habido una pequeña caída pero ni siquiera es directamente proporcional al desempleo que se ha generado. UGT en Extremadura tiene una presencia más que aceptable en los centros de trabajo, que es donde hay que visualizar la presencia de los sindicatos.

Mi labor ha sido adaptar los gastos de la organización a los ingresos por cuotas que tiene, y creo que ese trabajo está cumplido. Y por otra parte, de pasar de un cero en concertación social, tenemos abierto un proceso que si hay voluntad política y voluntad social, puede cambiar a corto y a medio plazo el futuro de la región. Este proceso de concertación es amplísimo, creo que el más amplio que se ha abierto en nuestro país y en Extremadura. Esa asignatura pendiente que yo entiendo, es lavar la imagen mediática de la UGT. Ha habido cosas para lo que no estábamos preparados: el caso del compañero Villa en Asturias, el caso de los ERE de Andalucía... Que quedará donde quede, pero evidentemente ha dañado la imagen de la organización.

--¿Cómo se puede combatir ese desencanto ciudadano hacia los sindicatos, en parte generado por este tipo de cuestiones de las que habla?

--Con mucha más transparencia. Ahora mismo no hay ningún cuadro sindical en UGT que esté imputado y hemos sido fulminantes: a quien ha metido la mano se le ha expulsado de la organización. Son tres o cuatro personas en el ámbito estatal, por tanto estamos hablando de que el 99,9% de los cuadros sindicales de esta organización son honrados porque no se ha demostrado lo contrario. Lo lamentable es que al final lógicamente se visualiza que algo está mal. Pero creo que todo se aclarará y estoy convencido de que no va a quedar prácticamente en nada. No obstante, si estamos hablando de un 0,01% de corrupción, hay que seguir insistiendo para detectarla con más antelación.

--Entonces, ¿quizá haría falta un proceso de modernización?

--Eso lo hemos abordado ya en este congreso confederal, a través de un código ético y estamos siendo ágiles a la hora de aplicar este tipo de correcciones. Pero claro que hace falta una adaptación de la UGT al siglo XXI, como cualquier organización de este país. Los tiempos cambian, la sociedad va cambiando y evidentemente hay que volver a ocupar espacios que hemos estado perdiendo. Yo creo que hay que asumir responsabilidades y el mea culpa. Incluso a veces se han abandonado espacios como los centros de trabajo, pero ya lo estamos corrigiendo.

--¿Qué medidas se han tomado en Extremadura?

--Nosotros vamos a pasar de seis federaciones a tres para fortalecer al sindicato desde abajo e incrementar la presencia en los centros de trabajo. Ya tenemos incluso las fechas, después del Congreso Regional, para constituir estas tres federaciones. No tiene otra orientación que adaptar nuestra organización a la demanda de la sociedad y la que tienen los trabajadores. Y es otra cosa de la que me siento orgulloso, de haber participado en este proyecto de sectorialización. Yo era uno de los que creía firmemente que hay que adaptar la organización a los nuevos tiempos. Las organizaciones tienen que cambiar y en ese sentido creo que hemos hecho un gran trabajo y con gran responsabilidad desde el conjunto de la organización.