Juan González tenía sólo 33 años cuando el 14 de mayo del 2002 decidía acabar con su vida. Licenciado en Psicología, llevaba cinco años destinado a la Academia de Tráfico de la Guardia Civil cuando acabó su historia.

Pero todo comenzó antes, en septiembre del año anterior, cuando durante un partido de fútbol sala el agente sufrió un desgarro en los gemelos que le apartó durante un mes de su trabajo. El malestar por su baja lleva a su superior a apartarle de los tribunales de selección de alumnos y tras una segunda lesión le destinan a la Unidad de Talleres, es decir, a arreglar vehículos.

A partir de ese momento entró en una profunda depresión de la que no salió, ya que, según su familia, se consideraba "humillado" porque pese a ser licenciado en Psicología se dedicaba únicamente a arreglar coches sin que hubiese motivo alguno. Tras sólo veinte días en este servicio decidió acabar con su vida de un disparo.