Unas 27.600 piezas de caza mayor, todas ellas con destino al consumo humano, fueron abatidas en las aproximadamente 1.400 actividades cinegéticas celebradas durante la campaña 2004-2005 en Extremadura, según informó la Junta.

Alrededor de un 20% de las carnes de jabalíes y ciervos cazados se destinaron al consumo particular del cazador y el resto a la comercialización, bien en Extremadura o, lo que resulta más común, a otras regiones españolas y otros países de la Unión Europea.

Según destacó la Junta, el 97,3% de las piezas inspeccionadas no presentaron ninguna patología transmisible al hombre.