Uno de cada cinco jóvenes extremeños de entre 18 y 24 años abandona totalmente el sistema educativo después de cursar la ESO haya conseguido o no el título correspondiente. Es lo que se denomina abandono escolar temprano y Extremadura se encuentra entre las comunidades con una tasa más elevada al cierre de 2019: el 20,5%.

El dato regional es ligeramente inferior al año anterior (20,9% en el 2018) pero sigue por encima de la media nacional, que se sitúa en el 17,3%, según las estadísticas publicadas hace unos días por el Ministerio de Educación. Junto con Extremadura, por encima de la media nacional se sitúan también Baleares (que lidera el ranking del país con una tasa de abandono del 24,2%), Murcia (22,6%), Andalucía (21,6%) y Canarias (con una tasa del 20,8%). Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla también registran valores elevados, por encima del 24%. En el lado opuesto está País Vasco, con la tasa más baja del país (6,7%).

En el caso de Extremadura, la región logró en 2017 por primera vez en los últimos 20 años reducir la tasa de abandono por debajo del 20% (se mantuvo aquel año en el 19,2%) y acercarse así a la media nacional, sin embargo el porcentaje volvió a incrementarse en 2018 hasta el 20,9%. Durante el año pasado se redujo ligeramente sin llegar a mejorar los datos del 2017, el mejor año hasta la fecha.

Pese a la elevada tasa actual, el abandono temprano es práctimente la mitad que hace dos décadas, cuando rondaba el 40% en Extremadura. La crisis económica contribuyó en parte a seguir una senda descendente, ya que forzó a que los adolescentes que querían salir del sistema para trabajar continuarán matriculados en los institutos y volvió a llevar a las aulas a desempleados sin formación alguna para engrosar sus currículos. No obstante, pese a la disminución de los últimos años, la tasa de abandono se sitúa en España entre las más altas de la Unión Europea, cuya media está en el 10%.

El abandono prematuro de los estudios es considerado uno de los problemas más graves del sistema educativo, junto al rendimiento, ya que «puede tener serias implicaciones de cara al desarrollo económico y la inclusión social y laboral de las nuevas generaciones en el futuro», señala un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.

«UNA DESGRACIA» / «No es una variable cualquiera, es una desgracia y un dato grave porque define cuál va a ser el futuro de los extremeños y en plena era del conocimiento que un joven se quede retrasado y fuera del sistema va a tener repercusión durante toda su existencia y eso incide no solo en el alumno sino en el conjunto de la sociedad», asegura Andrés Ángel Sáenz del Castillo, vicepresidente de la Asociación Pedagógica Escuela de Verano de Extremadura, un colectivo formado por profesionales de la enseñanzaque lidera la confederación de los movimientos de renovación pedagógica a nivel estatal.

A su juicio, atendiendo a los estudios que indican que el empleo que se demandará en el futuro será cada vez más cualificado, «la situación para el alumnado extremeño en el futuro puede ser caótica. Sin preparación no sabemos si van a ser empleados alguna vez o si van a vivir gracias a la garantía social o las ayudas sociales».

Y el problema no está solo dentro de las escuelas. «Es un asunto con muchas variables. Por un lado, hay que cambiar el currículo porque hoy en día se siguen impartiendo muchos contenidos obsoletos», explica Sáenz del Castillo. También apunta a un necesario cambio tanto en la metodología de las aulas como en la actitud y formación del docente: «el aprendizaje va ya por otro camino que exige profesores más comprometidos, mejor formados y con más medios». Por último, destaca la variable más importante, la social. «Normalmente el capital cultural y el económico suelen ir juntos, por eso la pobreza y la marginación repercute directamente en el éxito escolar. Y hay que incidir en las causas sociales porque las variables económicas y de desarrollo se quedan fueran de la escuela. El abandono escolar requiere una atención múltiple», advierte.