La Guardia Civil ha desarticulado una trama dedicada a la posible financiación ilegal de la organización agraria Unión de Pequeños Agricultores y Unión de Campesinos de Extremadura (UPA-UCE) y los agentes han detenidos a siete personas.

Dentro de la operación Tellus se han detenidos a cinco miembros del Comité Ejecutivo Regional de UPA-UCE Extremadura (entre ellas el secretario general, Ignacio Huertas), así como el "captador" de afiliados al sindicato en Talayuela (Cáceres), y el administrador único de la empresa utilizada para facilitar préstamos a los agricultores.

El dinero así obtenido por el sindicato durante los años 2013, 2014 y 2015 fue de algo más de 1´8 millones de euros, procedente de unas 5.500 subvenciones que fueron solicitadas por más de 1.800 afiliados de UPA - UCE Extremadura.

La investigación patrimonial ha desvelado que el capital se ha utilizado mayoritariamente por el sindicato para la financiación de la actividad propia del mismo, es decir, pago de nóminas, impuestos, suministros, pago de proveedores, etcétera. Otra parte se ha destinado a determinadas empresas para fines supuestamente privados y otra, en definitiva, a la matriz nacional del sindicato u otras organizaciones afines.

Registros

El pasado miércoles, 2 de noviembre, ordenados por la autoridad judicial, se procedió a la entrada y registro de la sede central del sindicato en Mérida, así como a las delegaciones del mismo en las localidades cacereñas de Plasencia, Coria y Talayuela, así como un domicilio particular en Badajoz.

Por el momento, los agentes continúan los registros y no se descartan nuevas detenciones o imputaciones, según explica la Guardia Civil, que alude a "un sofisticado entramado financiero" que permitía presuntamente "desviar los fondos destinados a subvenciones para asesoramiento dedicándolos a la actividad propia del sindicato".

De este modo, los hechos investigados pudieran ser constitutivos de los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la hacienda pública mediante fraude de subvenciones, falsificación de documentos y blanqueo de capitales.

Tanto los detenidos como las pruebas de convicción obtenidas en los registros están a disposición del Juzgado de Primaria Instancia e Instrucción nº 1 de Mérida, que entiende esta causa.

La investigación

Las investigaciones comenzaron en febrero tras una denuncia interpuesta por el titular de una pequeña explotación agrícola en Campo Arañuelo (Cáceres), en el que ponía de manifiesto "un supuesto entramado financiero ilegal" del sindicato UPA-UCE-Extremadura.

Continuando con las investigaciones, los agentes pudieron determinar que más de 1.800 personas, afiliadas al sindicato UPA-UCE Extremadura, habrían solicitado subvenciones para asesoramiento agrario a la Junta de Extremadura durante los años 2013 a 2015, con fondos procedentes de la Unión Europea, fondos que "fueron derivados a las necesidades financieras del propio sindicato y de otras personas físicas y jurídicas que están todavía bajo investigación".

Tras el estudio de la normativa vigente que regula la obtención de estas subvenciones por asesoramiento agrario, los agentes pudieron comprobar que los perceptores de las ayudas eran agricultores cuya explotación agraria estaba en Extremadura, los cuales recibirían, previa solicitud y presentación de la documentación correspondiente, el 80 por ciento del importe total del asesoramiento agrario.

Este asesoramiento "sólo podía ser prestado por una lista cerrada de empresas y organismos reconocidos por la Junta, entre los que se encontraba el propio sindicato UPA-UCE", explica la Guardia Civil.

La Benemérita tomó declaración a una treintena de agricultores afiliados al sindicato. Igualmente, realizó un "minucioso" análisis de "miles" de extractos bancarios de las cuentas del sindicato, y se pudo comprobar "la existencia de un plan preconcebido y la aplicación de una ingeniería financiera diseñada con anterioridad a su ejecución, en cuyo desarrollo participaban personas físicas y jurídicas bajo una estructura organizada".

También se ha podido comprobar, según la Guardia Civil, cómo algunos empleados del sindicato (los "captadores"), "utilizaban mediante el engaño o tergiversando la información, a cientos de afiliados para que firmasen una serie de documentos siendo estos la solicitud de la subvención, la de un préstamo por el valor del informe para asesoramiento agrario y las órdenes a los bancos para que procediesen a los adeudos de cobro por parte de una mercantil asociada al sindicato de la que servían para dar apariencia de legalidad al entramado".

Doble mecánica

Según explica la Guardia Civil, la mecánica era doble. Por un lado, "el dinero necesario para pagar el informe agrario provenía del propio sindicato que lo transfería a la empresa mercantil instrumental y, de ésta, a los agricultores perceptores de las ayudas, para volver de nuevo al sindicato de donde había salido, simulando un supuesto pago por un asesoramiento agrario que no llegaba a darse, o no se daba con las condiciones exigidas para otorgar las subvenciones".

Así "se evitaba que cada una de las personas solicitantes adelantase el pago de su bolsillo para el servicio de asesoramiento agrario, teniendo también en cuenta que la subvención solo costeaba el 80 por ciento del valor de ese asesoramiento".

Asimismo, la subvención, "una vez gestionada por el propio sindicato con los documentos que les daban a firmar a los agricultores, era ingresado en la cuenta de estos últimos e inmediatamente se transfería a la mercantil instrumental como amortización del préstamo" y "desde allí nuevamente se transfería al sindicato", explica la Benemérita.

De esta manera "el dinero salía del sindicato, se transfería a los agricultores a través de la mercantil y volvía al sindicato mediante el cobro de recibos, lo cual permitía a este último volver a ponerlo en circulación las veces que lo considerase necesario, operando reiteradamente con esos fondos para volver a recuperar el dinero".

Las operaciones así realizadas eran "por tanto ficticias y sin coste económico alguno, obteniendo el beneficio íntegro de las miles de subvenciones concedidas a favor de los afiliados del sindicato, las cuales volvían a este último", explica.

Al respecto, la Guardia Civil añade que "este proceso de transferencias y cobro de recibos tipo carrusel se daba a espaldas de los propios agricultores, muchos de los cuales desconocían incluso haber solicitado un préstamo para asesoramiento agrario".

"Los titulares de las explotaciones agrícolas, por regla general, únicamente eran conscientes de haber firmado una solicitud de subvención, para lo que firmaron en el sindicato una serie de documentos que desencadenaban toda la operativa descrita", señala.

El dinero así obtenido por el sindicato durante los años 2013, 2014 y 2015 fue de "algo más de 1,8 millones de euros, procedente de unas 5.500 subvenciones que fueron solicitadas por más de 1.800 afiliados de UPA - UCE Extremadura", afirma.

También, la Benemérita indica que la investigación patrimonial ha desvelado que "el capital se ha utilizado mayoritariamente por el sindicato para la financiación de la actividad propia del mismo, es decir, pago de nóminas, impuestos, suministros, pago de proveedores, etcétera". "Otra parte se ha destinado a determinadas empresas para fines supuestamente privados y otra, en definitiva, a la matriz nacional del sindicato u otras organizaciones afines", concluye.