El ayuntamiento está cerrado. El consultorio médico, vacío. Los niños van al colegio, pero en los alrededores de este no se escucha ni el más mínimo ruido. En las calles no se ve ni un alma y la plaza del pueblo, las obras de la piscina municipal, las pistas polideportivas y el parque infantil están abandonados a su suerte. Un pueblo fantasma o casi una localidad sin ley. Es el aspecto que presenta el pueblo de Valdehornillos, cuyos problemas políticos, lejos de resolverse, se agudizan cada vez más a la espera de la llegada de un nuevo alcalde.

Los casi 700 vecinos reclaman a voces "que venga alguien a mandar". Han organizado ya dos manifestaciones --una en el pueblo y otra en Don Benito-- y no soportan la situación. Los trabajadores del ayuntamiento, porque llevan casi tres meses sin cobrar. Acuden cada día a las puertas del consistorio y allí pasan la jornada, puesto que ni siquiera tienen las llaves para entrar y coger, en caso de estar allí, los materiales necesarios.

El resto de vecinos, porque tienen algún amigo o familiar afectado o simplemente porque son testigos de la dejadez que azota al municipio, una entidad local menor dependiente de Don Benito, cuyo alcalde, Mariano Gallego, aseguró en un comunicado remitido a este diario que no tiene la potestad legal para solventar el vacío de poder que se ha instalado en Valdehornillos.

Este ha enviado a varios trabajadores públicos dombenitenses para que limpiaran el centro de salud --el médico lo exigió para seguir pasando consulta-- y el colegio, pero la decisión no ha sido muy bien aceptada por los vecinos. "Gallego dice que no puede hacer nada por nosotros pero nos manda a gente para que limpie, cuando nosotros lo que necesitamos no es eso, sino que esto se arregle ya", decía Isabel Mayoral, una de las afectadas, que cree sin duda que el envío de esos trabajadores "es una tapadera para que el problema no salga a la luz".

Todo comenzó con el cese de la alcaldesa titular, María Angeles Gil Mena --elegida en el 2007 por el PP-- por un delito continuado de prevaricación administrativa que la condenó el pasado mes de julio a un año de prisión y a diez de inhabilitación. La Junta Electoral Central puso entonces en su lugar al socialista Francisco Díaz Sabugal, cuyo nombramiento fue declarado nulo por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) a raíz de un recurso presentado por Gil Mena. Según el responsable comarcal de Administración Local de CCOO, Manuel Núñez, porque "es necesario que Gil Mena presente su renuncia para poder hacer efectivo el nombramiento de un nuevo edil".

Demasiada "mierda" para un solo pueblo

Mientras, el pueblo espera a un mandatario sumergido en una anarquía involuntaria. "Aquí hay mucha mierda y nos la estamos comiendo los de siempre, los trabajadores", declaraba indignada Isabel. Su contrato con el consistorio ya terminó, pero como no hay nadie que firme las nóminas, no ha recibido su liquidación todavía.

Amara se encuentra en una situación parecida. Está contratada con los fondos del Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agraria (AEPSA) y "se supone" que debería trabajar, junto a otros compañeros, en la construcción de unos aparcamientos en la puerta de la piscina municipal. Pero no pueden. De momento, a ellos no les deben nada, pero ni pueden trabajar, ni saben cuándo van a cobrar. "Teníamos cinco sacos de cemento y ya se nos han terminado. Ahora estamos en el puesto de trabajo, pero no podemos hacer nada, porque nadie nos surte de material y como el ayuntamiento está cerrado, no podemos coger las herramientas". Ella y sus compañeros se asoman de vez en cuando a la plaza, "a ver si hubiera suerte, pero nada".

Peor está Dolores Aparicio, la trabajadora social. Lleva tres meses sin cobrar y no puede trabajar porque no tiene "ni acceso a internet, ni registro de entrada o salida, ni nada". Asegura que cada día que pasa, más se le amontona el trabajo. "Todo está sin justificar y se están perdiendo subvenciones como la de la ayuda a domicilio o la guardería infantil. Ya se sabe que estas cosas tienen un plazo y no se pueden dejar", confesaba resignada. Aspecto que demuestra además la gravedad de la situación, ya que aunque el conflicto político que ahora vive el pueblo llegue a resolverse en un periodo corto de tiempo, "el daño ya está hecho y tendrá consecuencias en el tiempo".

De momento, los afectados "pasan" de seguir organizando manifestaciones que no llevan a ningún sitio. Ahora se plantean la posibilidad de viajar a Mérida y exponer su problema a quien corresponda, pero no para hacer una manifestación o una huelga, sino para que les escuchen y les aporten soluciones. "Porque si eso no ocurre, esto explotará por algún sitio y todos nos tendremos que ir de este lugar, contaminado por la dejadez".