Doce años y medio de prisión es la condena que la Audiencia Provincial de Cáceres ha impuesto al vecino de Miajadas que durante 15 días torturó a la hija de su compañera, una niña de sólo 10 años. La condena para la madre se reduce a un año y once meses, al haberle aplicado el tribunal la eximente incompleta de alteración psíquica.

A Jesús Saavedra Campos, de 52 años, se le ha considerado culpable, como autor directo, de un delito de lesiones, otro de detención ilegal y un tercero de violencia física habitual en el ámbito familiar. Por el primero de ellos se le condena a cuatro años y seis meses de prisión, dos años y seis meses por el segundo, y cinco años y seis meses por el tercero --el Ministerio Fiscal y la acusación particular, ejercida por la Junta de Extremadura, solicitaban 14 años en total--.

De los mismos delitos se considera culpable a María del Pilar Castro Labrador, en este caso "por omisión", ya que como se puso de manifiesto en el juicio, celebrado el pasado martes, "la madre, aun siendo consciente y conociendo el sufrimiento de su hija, no hizo nada para impedirlo". Las penas impuestas: siete meses de prisión por el delito de lesiones, dos meses por el de violencia en el ámbito familiar y un año y dos meses por el de detención ilegal --el fiscal y la acusación solicitaban para ella seis años y seis meses de prisión--.

Asimismo, por sentencia, se prohibe a ambos aproximarse a la menor a menos de mil metros y a comunicarse con ella por cualquier medio en cinco años, así como a indemnizarla con 6.000 euros más la cantidad que se determine en su día por las secuelas psíquicas sufridas.

HECHOS PROBADOS La Audiencia Provincial considera probados los hechos por los que Jesús Saavedra y Pilar Castro fueron detenidos y encarcelados a principios de septiembre del 2002 y juzgados el pasado día 10.

Aunque cada uno de ellos negó ser el autor de "las atrocidades" causadas a la pequeña --un caso sin precedentes en la región, según manifestaron a este diario algunos de los letrados--, y se culparon el uno al otro, los testimonios de la propia víctima, de su hermano, del director del centro de menores de la Junta donde ambos se encuentran tutelados y los de los médicos forenses lo dejaron claro.

Por los informes de los forenses quedó demostrado que la pequeña había sido golpeada de forma continuada y sistemática, quemada con cigarrillos y privada de comida y bebida. Cuando fue rescatada "se encontraba deshidratada y desnutrida, y los hematomas y heridas ocupaban más del 80% de su cuerpo".

La niña, por su parte, aseguró que fue sólo el compañero de su madre el que la hizo daño. "Me pegaba porque me tenía manía, me ataba los pies y una mano en alto para que no pudiera ni sentarme y me encerró en un patio", fueron algunos de los hechos de su terrible calvario que recordó en el juicio. A su madre la justificó, señalando que "no me defendía porque él la decía que la pegaría si lo hacía".