Desde hace meses se apunta a la una ralentización en ciernes del mercado inmobiliario y los últimos datos sobre la venta de inmuebles, correspondientes al mes de agosto, corroboran esa cuestión, aunque está por ver que sea un frenazo coyuntural o el primer síntoma de que el mercado se está aletargando. Según los datos publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el mes de agosto se materializaron 410 compraventas, lo que supone el peor agosto en cinco años y se sitúa en niveles del 2014, cuando se registró exactamente esa cifra también. Respecto al mes anterior, las operaciones cayeron un 46% y la variación interanual supuso un retroceso del 43%, aunque la tendencia se mantiene por el momento en positivo: se sigue comprando más si se comparan los primeros nueve meses del año, por encima de los valores registrados desde el año 2011 y por tanto en números previos al pinchazo de la burbuja en la región.

Desde el mes de enero, los extremeños han comprado 5.424 viviendas. El mercado de vivienda de segunda mano es el que sigue tirando del sector y casi cuatro de cada cinco operaciones son transacciones de viviendas usadas (en lo que va de año se han adquirido 4.591 pisos de segunda mano frente a 833 nuevos) y es también el que menos acusó el descenso en el mes de agosto, con un volumen de ventas de 381 viviendas (cae un 33% respecto a agosto del 2018, que registró 577 ventas de viviendas usadas) frente a las 29 en cuanto a obra nueva (un 71% menos que hace un año, cuando se registraron 138 operaciones).

«Se aprecia ya una ralentización del mercado y hay varias circustancias que están contribuyendo a que así sea. Nada es determinante por sí solo, pero todo está influyendo», apunta Francisco Marroquín, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cáceres. Entre los factores que destaca estarían el contexto internacional con el Brexit, la guerra comercial de EEUU y China «porque genera desconfianza en el consumidor», y también «la incertidumbre política» con la existencia de un gobierno en funciones y nueva convocatoria electoral. También hay elementos propios del mercado inmobiliario, como la modificación de la ley hipotecaria que entró en vigor el pasado mes de junio y factores sociales como el descenso de la natalidad.

natalidad/ Para Marroquín va a empezar a ser determinante en las cifras de compraventa el estrechamiento de la pirámide de población en el tramo en edad de comprar: «la generación de los 60 y los 70, la del baby boom, era la que compraba hasta ahora, pero esa generación ya ha comprado e incluso tiene más de una propiedad bien por adquisición o por vivienda. Ahora le toca a las generaciones en las que empieza a a caer la natalidad, a partir de los años 80», apunta este agente de la propiedad inmobiliaria. A su juicio, los datos del mes de agosto ilustran «una tendencia que se va a mantener» y que dibujan además un mercado «más cauto, que se piensa mucho más la decisión de compra».

El pinchazo del mercado inmobiliario en el último mes no es exclusivo de Extremadura aunque sí fue mucho más acusado en la región, que lideró el retroceso. Las ventas a nivel nacional se comportaron aún así del mismo modo, con 35.371 operaciones en agosto, lo que supone, un 26,1% menos mensual y un 21,1% menos interanual, situando además en ese caso el balance acumulado del 2019 en números negativos, con un retroceso del 2,2% respecto al 2018.

«Entendemos que este es el contexto en el que nos vamos a mover a partir de ahora» apunta el Francisco Marroquín, que justifica el cambio de tendencia con el hecho de que en los primeros meses del año, se vieron favorecidos «por la inercia positiva del 2018, que fue aún un mes de crecimiento». Al igual que en Extremadura, el impulso de la compraventa de vivienda ha estado hasta ahora dirigido por la vivienda usada, que en este caso cae en proporción similar a la usada (-21% la nueva y -21,1% en el caso de la de segunda mano).

Antes que la estadística del INE, ya dibujaron esa senda de retroceso los datos del Consejo General del Notariado que se publicaron hace unos días. Los datos de un organismo y otro difieren porque la estadística del INE se elabora a partir de la inscripción de las operaciones en los registros de la propiedad y la de los notarios a partir de las firmas registradas en sus despachos (estas son inmediatas y en el registro de la propiedad se puede hacer en un plazo más extenso).

al ralentí/. En lo que va de año se han vendido 833 viviendas nuevas en Extremadura y en el sector apuntan a que la construcción no acaba de superar la última crisis. «Si comparamos la situación con aquellos años, estamos bien, pero el boom inmobiliario que están viviendo en otras comunidades no ha llegado a Extremadura», asegura José Luis Iglesias, gerente de la federación regional de la pequeña y mediana empresa de construcción y afines de Extremadura, Pymecon. A excepción de las dos grandes ciudades, Cáceres y Badajoz, donde sí se han iniciado nuevas promociones de viviendas o se han puesto en marcha algunas de las que se quedaron sobre el papel en aquellos años, «en las localidades más pequeñas únicamente hay algo de autopromoción», afirma.

Las causas de lo que considera el anticipo de «una ralentización en ciernes» radican fundamentalmente en la situación de inestabilidad política y sus consecuencias (incertidumbre, ausencia de presupuestos...) y por otro en las dificultades para los promotores para acceder al crédito. «Nos obligan a hacer las promociones a pulmón, y ahora hay pocos que tengan capacidad», dice Iglesias. La consecuencia es que hay promociones, pero no de 40 viviendas sino de 6 y la rehabilitación sigue dando aire al sector en la región.