Las ventas de productos de juego de la ONCE en Extremadura crecieron el año pasado un 9,16%, una cifra superior a la media nacional (8,5%), lo que supuso cinco millones más de euros en ingresos. Se trata de un dato «muy positivo» en un año récord para el grupo social, que por primera vez en su historia rebasó los 3.000 millones euros de facturación. Además, durante el 2018 impulsó 770 puestos de trabajos directos e indirectos en la región, de los que 33 fueron contratos indefinidos para vendedores, y repartió 27.373.000 euros en premios (1.150 millones en el conjunto del país).

Estos datos los ofrecieron ayer Venancio Ortiz y Fernando Iglesias, presidente del consejo territorial y delegado territorial de la ONCE en Extremadura, respectivamente. «Estamos muy orgullosos de ser el mayor generador de empleo y servicios sociales para las personas con discapacidad y de hacerlo con un modelo único: la economía desde lo social», destacó Iglesias, pues, según subrayó, la inserción laboral es «la única solución» para que este colectivo «salga de la precariedad laboral y tenga la calidad de vida que se merece».

El Grupo Social ONCE emplea a 1.411 personas en la región (un centenar más que en el 2017), el 56% con discapacidad, e invierte en la prestación de servicios sociales 1,8 millones de euros (sin contar los de cobertura nacional). En Extremadura atiende a más de 2.000 personas ciegas, entre ellas las 80 que perdieron la vista el pasado año y que reciben una atención individualizada y específica para adapatarse a su nueva vida. Asimismo, ofrece cobertura completa a 128 estudiantes ciegos, solo el año pasado entregó 20 perros guía y apoyó económicamente a 35 asociaciones extremeñas para que pusieran en marcha proyectos relacionados con la discapacidad.

Los responsables de la ONCE recordaron que detrás de estos datos hay «personas», en cuya integración social, laboral y mejora de la calidad de vida revierten los beneficios que obtiene el grupo, por ello agradecieron «que los extremeños se acerquen día a día a nosotros a comprar nuestros productos, apoyando así nuestro trabajo», destacó Iglesias, quien recordó que «no hay pueblo» de Extremadura al que no llegue un agente de la ONCE.

Para poner rostro a estas cifras, junto a Ortiz e Iglesias compareció Franco de Jesús Ceballo, uno de los nuevos vendedores que se incorporó a la ONCE el año pasado a través del programa Inserta. «Me han dado la oportunidad de tener un futuro, un trabajo y la alegría del hogar, que es lo que no tenía», comentó este trabajador, de 50 años y origen ecuatoriano, que llegó a Badajoz en el 2003. Durante 7 años trabajó en una empresa, pero tras sufrir un accidente doméstico y pasar tres años con muletas, se vio obligado a aceptar empleos precarios para poder salir adelante hasta que la ONCE se cruzó en su camino.