Ni frío ni calor. O mejor dicho, ni muy fresco ni excesivamente caluroso. Así ha sido el verano del 2011 desde el punto de vista meteorológico, con unos termómetros que se han movido en parámetros muy suaves y cumpliendo casi grado a grado las medias históricas de la región.

Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) fallaron, como reconoce el director de la delegación territorial en Extremadura, Adolfo Marroquín. "Los modelos estacionales que se manejan no son fiables al 100%. Apuntaban que el verano iba a tener temperaturas más altas de lo normal, pero no ha sido así", explica. De hecho, los datos recopilados por su departamento apuntan a que la estación estival ha terminado con valores "bastante normales" para esta época del año.

Las temperaturas han oscilado poco respecto a los valores medios históricos. Las máximas apenas han estado una décima por encima de lo habitual y las mínimas, entre cinco y siete décimas por debajo. Así, la media de las temperaturas máximas se han situado en la ciudad de Cáceres en 31,8 grados (la media del último siglo es de 31,7) y en Badajoz, en 33,0 grados (la media histórica es de 32,9). Comparado con lo sucedido en la última década, desde el 2000 hay cuatro años en los que los veranos han sido todavía más suaves.

Algo similar ha sucedido con las temperaturas mínimas. Pese a que las sensaciones durante estos meses hacen pensar que han podido estar por debajo de lo normal, lo cierto es que los registros de la Aemet constatan que tampoco ha habido tanta diferencia. En Cáceres la media de las mínimas ha sido de 17,1 grados (frente a la media histórica, de 17,6) y en Badajoz, de 16,1 (16,8 de media en los últimos 130 años).

De cara al otoño que acaba de empezar, Marroquín explica que los modelos que manejan apuntan a una estación "sin anomalías ni en temperaturas ni en precipitaciones. Es decir, un otoño normal, con termómetros no demasiado bajos y lluvias abundantes".