Como el título de este desayuno informativo es “La vía extremeña, un modelo para el sur” me veo obligado antes de desarrollar ese modelo, a reflexionar con ustedes inicialmente sobre la influencia que tiene para cualquier proyecto político, económico y social el punto de partida.

Para ello dejen que me valga de los mapas, y si me permiten, dejen que comience con una pregunta: ¿Han oído hablar alguna vez de la proyección de Peters? El mundo en el que ustedes creen que viven, el mapa con el que nacimos y nos educaron, fue diseñado por el cartógrafo alemán Gerardo Mercator en 1569 para que fuese útil para la navegación. Es un mapa que calcula bien las distancias entre Europa y América, pero que, sin embargo, para los que no lo sepan, distorsiona el tamaño de los países y de los continentes. En él África parece más pequeña que América del Norte. Y Europa es más grande que Sudamérica cuando con 20 millones de kilómetros cuadrados es casi el doble que Europa con 10 millones y medio.

En los años 70 el historiador ArnoPeters se rebela y realiza su propio mapa eliminando viejos estereotipos y clichés. La Proyección de Mercator sobrevalora al hombre blanco, decía Peters, y distorsiona la imagen del mundo para ventaja de los colonialistas. Respondía a una inercia que favorecía a los intereses de las potencias dominantes, que representaban una hegemonía económica que era lo que políticamente interesaba en ese momento.

El sur estaba infravalorado como lo sigue estando ahora. Desde entonces, hay más de 400 proyecciones del mundo en el que vivimos. Más de 400 mapas, más de 400 puntos de partida. Fíjense en la importancia de los mapas y en su influencia decisiva para definir un punto de partida que estoy seguro que si les digo a todos los aquí presentes que me dibujen el mapa de España, me costaría encontrar a alguien en esta sala que no incluyera a Portugal. Al menos los de la generación que nos encontramos ya entre los 40 y los 50 en adelante.

Desde estas bases, entenderán muy bienalgunas de mis declaraciones públicas. Como presidente del Gobierno siempre he combatido el colonialismo andaluz, a los señoritos extremeños o a los terratenientes de la calle Serrano, porque me pongo frente a los complejos y los combato. Y defiendo a la vez abiertamente, una unión fuerte del sur, una unión fuerte de España porque forma parte del proyecto político en el que creo, la unión del pueblo extremeño, con el pueblo andaluz, con el pueblo catalán, con el pueblo vasco, la unión de todos los españoles más que la unidad de España.

Lo defiendo porque para mí,en España Mercator es Madrid y Catalunya y Peterssólo pueden ser Extremadura y Andalucía. Porque desde el sur podemos transformar nuestro país y porque la vía extremeña que hoy les presento no es la extremeña, es la vía andaluza y es la vía española, es un modelo para el sur, un partido de partida para España. Tiene fidelidad de ejes, fidelidad de posición. Y es un mapa desde el que podemos comenzar a cambiar la mentalidad de nuestra sociedad civil.

La unión de la izquierda y la derecha en el sur para ello es fundamental

Para mí hay decisiones de izquierdas muy necesarias y decisiones de derecha muy acertadas en nuestra sociedad. Yo creo en bajar los impuestos y en impulsar más políticas sociales. Ése es mi modelo para el sur, pero antes hay que estabilizar las cuentas autonómicas, porque creo también que no me puedo gastar lo que no tengo y no quiere dejarle deudas, sino beneficios a mis hijos. Por eso, no entiendo tampoco eso del centro izquierda y el centro derecha, porque me parece partidista. Como presidente del Gobierno creo sinceramente que si tienes la izquierda y tienes la derecha, es cuando tienes el centro.

Y lo digo porque en España, como saben, nos encantan las diferencias. Somos de los pocos países en el mundo que tienen 27 tipos de café: sólo, cortado, con leche, manchado, corto, largo, con azúcar o con sacarina.

Clasificamos además la realidad que nos rodea por contraposiciones entre izquierda y derecha, republicanos y franquistas, capitalismo y socialismo, nacionalistas y no nacionalistas, ciencias o letras, rojos y azules, los míos y los que no son míos, ricos y pobres, pueblos y ciudades, homosexuales y heterosexuales. Nos falta mucho sentido común y más mentalidad económica. El centro como consecuencia de todo ello, muchas veces más que un espacio compartido, se convierte en un espacio muy pequeño en la mente de cada uno.

Mientras nosotros en el sur desarrollábamos nuestras diferencias, en los años 80, la sociedad civil de regiones muy desarrolladas en España como el País Vasco o Navarra, que también tienen sus fobias, iniciaron un proceso de reconversión de su estructura productiva introduciendo elementos innovadores con el propósito de primero, especializar su economía hacia aquellos sectores en los que internacionalmente podrían ser más competitivos, potenciando sus fortalezas y segundo, para enfocar y formar a sus profesionales, a sus autónomos, a sus pequeñas y medianas empresas y al conjunto de sus trabajadores en la generación del valor añadido que demandan hoy los mercados mundiales.

El resultado ha sido, con sus matices, una de las principales economías de Europa, que padece las crisis como todas, pero que cuenta con un importante tejido productivo anticíclico si la comparamos a cualquiera de las regiones del sur.

La realidad en Extremadura y en Andalucía ha sido durante este tiempo bien diferente. Hemos tenido años buenos y muy malos. Pero en resumidas cuentas, llevamos más de 30 años desayunándonos más de un 30% de paro. Y cuando nos ha venido una crisis siempre ha sido muy habitual el cierre de medianas y pequeñas empresas cuyo primer y a veces único cliente-socio era la administración o cuyo negocio peligraba porque no estaban dispuestas a reinventarse o porque la trasformación implicaba en la mayoría de los casos unirse a sus competidores del pueblo de al lado. Les suena, no?Olvidando que todos competimos ya en mercados mundiales. No sólo los países, también las regiones en Europa y las autonomías en España. Y sin darnos cuenta además que en todo el sur de Europa las tasas de paro de Extremadura y Andalucía son únicas, sin que el Gobierno de España se dé cuenta de una vez por todas que debe haber una financiación especial para Extremadura y Andalucía, ahora que algunos quieren reabrir el modelo de financiación. Pero eso, lo trataré más adelante.

Echen un vistazo a regiones similares a la nuestra en Italia, regiones objetivo 1 para la Unión Europea como Sicilia o Calabria tienen tan sólo un 18,6% y 19,3% de paro. En Portugal el Alentejo y la zona norte tienen un 15,9% y un 16,1%. Incluso en Grecia, estando como está, una de sus regiones más deprimidas como es Ipeiros tiene sólo un 22,9% de paro.

No podemos mantener 30 años más en Extremadura y Andalucía el mercado laboral tan precario, tan temporal, tan vulnerable que hemos construido. Debemos hacer una autocrítica profunda sobre lo bueno y lo malo de la estrategia económica que han seguido nuestras autonomías durante tres décadas.

Tenemos que reaccionar y desde la política se debe ayudar a impulsar un nuevo modelo con sello propio que haga más crítica, más exigente y más fuerte a nuestra sociedad civil.Y en ese proceso es en el que está inmerso desde el primer día mi Gobierno en Extremadura.

Nuestras economías autonómicas no pueden trabajarse ya en términos regionales o nacionales, sino en términos internacionales. Por eso estamos concentrando esfuerzos entre operadores, por sumar fuerzas y por potenciar nuestros sectores estratégicos, lo que nos diferencia.

De la mano de toda la sociedad extremeña nos embarcamos en lo que llamamos una Estrategia de Especialización Inteligente que se basa en ocho pilares básicos: La fiscalidad, la innovación, la educación, la financiación, la internacionalización, la competitividad y la especialización en aquellos sectores en los que ya destacamos pero en los que podríamos impregnar toda nuestra energía en ser excelentes.

Ésos son los pilares desde los estamos vertebrando las políticas de crecimiento y empleo de la Nueva Extremadura que ya estamos construyendo. Ésa es la filosofía de lo que llamamos el proyecto Extremadura 20/20, que es también el de la Europa 20/20 y que a nuestro juicio debería ser también la Andalucía a la que todos debemos aspirar en el año 2020.

El sur existe, debemos darle forma, existe un sur competitivo ya, capaz de posicionarse al mismo nivel en sectores específicos que las regiones más punteras del norte.Y lo que algunos llamaban ayer como periferia hoy ya no es periferia. Y es relevante recordarlo porque la política ha impedido durante años que pueda desarrollarse una industria fuerte y un tejido tecnológico e innovador competitivo en el sur de España como consecuencia de un centralismo que primaba al norte y el norte siempre era el gobierno central de turno, de Madrid o de Bruselas.

Se nos mide políticamente o económicamente con criterios del pasado y cuando interesa también con los mismos parámetros que a las regiones más fuertes, que pueden valer para otras autonomías, pero no para Extremadura y Andalucía.Los complejos sobre quiénes creen que somos ya no valen. Lo que somos y nuestro derecho a ser más de lo que somos debe ser nuestro discurso y el nuevo mapa de España.

No partimos de cero, como tampoco lo hacía el País Vasco, Cataluña o Madrid en los años 80’s, pero debemos de reordenarlo todo combatiendo viejos fantasmas y estereotipos que ya no corresponden con la personalidad, la conciencia regional e identidad propia que tiene hoy Extremadura y que tiene Andalucía, de la que cada día como de Portugal aprendemos mucho.

Todos identificamos cuáles han sido los factores que nos han conducido a la situación actual. Sabemos cuáles han sido nuestras debilidades. Pero, tras estudiar de manera pormenorizada nuestro sistema productivo y compararlo con el de las economías más desarrolladas y solventes, sabemos también cuáles son las medidas inaplazables que mejoran los fundamentos de la nuestra.

Para Extremadura más allá del turismo y las energías renovables, el sector agroalimentario es nuestra bandera comercial, es la base de nuestra vocación exportadora, crecemos en exportaciones, como saben, tres veces por encima de la media nacional y tenemos un margen de desarrollo muy amplio en investigación e innovación y en la relación entre la Agricultura y la Ciencia. Queremos que nuestros productos mejoren la salud de quiénes los consumen y estamos trabajando en ello.

Contamos con el asesoramiento del Estado de Israel a través de su embajada en España y también con su presidente con quien me reuní este año, Simon Peres. Por cierto, antes que Arturo Mas.

Para Extremadura también es irrenunciable el desarrollo de nuestros pueblos, por eso impulsamos muchas políticas sociales en ellos. Pero una unión del sur lo que nos garantizaría también es que tengamos un país que no gobierne sin mirar a nuestros pueblos. Y la tentación, creánme, siempre es muy grande. O nosotros defendemos la España del interior del sur, que somos ustedes y nosotros, o nadie en Madrid ni en Catalunya lo hará.

Y se trata de una parte muy importante de nuestro país, somos el 25,5% de la España interior, en total con el resto de Comunidades de interior somos el 68,6%. Casi el 70%. Nunca hemos sido sólo el sol y playa.

En materia de financiación autonómica este matiz es un asunto especialmente relevante, porque aunque hemos dejado atrás el debate sobre el déficit asimétrico, Extremadura y Andalucía tenemos en común muchas circunstancias y muchas características económicas y sociales que debemos poner en valor. Más allá de que las dos defendemos la solidaridad y no la ordinalidad que abrazan algunos sectores de la izquierda y la derecha de nuestro país. Y que nadie en España como sucede en Europa puede poner límites a la convergencia.

En primer lugar, somos dos de las comunidades con la renta per cápita más baja de España. Y esto es un factor determinante de la capacidad fiscal de nuestras regiones. De ahí que seamos dos de las regiones con menor peso de nuestra capacidad tributaria sobre los recursos totales del sistema de financiación (57% en Extremadura, 70% en Andalucía, 82% de las CCAA).

Y en segundo lugar, nos encontramos con ciertas condiciones geo-demográficas que afectan a la prestación de los servicios públicos fundamentales. Extremadura comparte con Andalucía, y más especialmente con sus provincias de interior, una baja densidad de población. De hecho, las dos provincias extremeñas y cinco de las ocho andaluzas (Jaén, Huelva, Córdoba en la que estamos, Granada y Almería) están por debajo de la media nacional. Con frecuencia, la población se asienta en núcleos pequeños y generalmente alejados de las capitales o de las ciudades medias. Condiciones como éstas influyen directamente en los costes que conllevan la prestación de servicios como la sanidad o la educación. Y esto debe tenerse muy en cuenta a la hora de establecer las necesidades de gasto dentro del sistema de financiación autonómica.

Fieles a estos principios, tres eran los principales retos a los que nos enfrentábamos las economías del sur, tres retos que se convirtieron en los tres objetivos principales del Gobierno extremeño para esta primera legislatura en mi región: el primero, estabilizar nuestras cuentas públicas; el segundo, volver al crecimiento económico y social en nuestra región y el tercero, recuperar la creación de empleo.

El primero, lo conseguimos: pasamos del segundo déficit más alto de España al déficit más bajo del país, con una deuda controlada y sin necesidad de acudir al Fondo de Liquidez Autonómica; el segundo, el crecimiento económico, estamos a las puertas de conseguirlo porque tal como asegura el último estudio del BBVA Research, el comportamiento de la economía extremeña será mejor que la media en este año y experimentará un crecimiento positivo del 0,9% el próximo año. También Standard &Poor’s han aumentado la calificación crediticia de Extremadura de ‘especulación’ a ‘inversión’, al mismo nivel que la otorgada a la Comunidad de Madrid.

Y el tercero de estos retos, la creación de empleo, tras seis meses consecutivos bajando los datos de desempleo en 2013, tal y como certifica la Encuesta de Población Activa, y con un presupuesto expansivo del 4.8% para 2014, en el que crecen en un 90% todas las partidas, estamos en la senda adecuada para lograrlo.

Y estamos cumpliendo en tan sólo dos años de Gobierno nuestra hoja de ruta, nuestro calendario, nuestro mapa, gobernando únicamente para el pueblo extremeño, defendiendo sus intereses por encima de partidos y gobiernos de otras Comunidades Autónomas y también del Estado, siempre que ha sido necesario. Bajando impuestos gracias al esfuerzo del pueblo extremeño que estabilizó sus dañadas cuentas en un tiempo récord.

Porque precisamente esas políticas de estabilidad presupuestaria permiten hoy llevar a cabo más políticas sociales en Extremadura, como la creación del nuevo derecho de la Renta Básica.

En estos dos años hemos sido los primeros en bajar el IRPF al 90% de los extremeños, también implantamos deducciones para el IVA cultural y el material escolar. Y a partir del año que viene, las viudas y viudos extremeños tendrán una deducción de hasta 200 euros y también los padres y madres podrán deducirse las cuotas de las guarderías de sus hijos. Somos una región seria, con gente seria y si seguimos haciendo cosas serias, vamos a volver a bajar los impuestos en Extremadura en 2014.

Ése, el modelo extremeño debe y puede ser el modelo del Sur. La vía extremeña es también la vía andaluza, insisto, y es la vía Española, es una referencia para Andalucía y que también, algunas de sus ideas, puede incorporar España.

El debate de fondo es qué regiones queremos y en qué país creemos. Una España independiente y plural o una España dependiente y centralista. Queremos un sur que baja los impuestos o un sur que los sube, queremos una España con más políticas sociales, en la que los que más tienen más contribuyen, con un estado de bienestar financiable o una España con un estado de bienestar en quiebra, en la que los que más tienen más defraudan, en la que el Estado se sostiene por los impuestos de las clases medias y en que se priman los territorios y no las personas.

Y no se trata de una cuestión partidista, tampoco de la visión de un líder. Se trata de gobiernos con un proyecto, un equipo con ideas y política. Los debates de personas, son secundarios, lo importante siempre es el proyecto político, económico y social. Y hoy podemos unirnos, todas las regiones del Sur, para defender los derechos de 10 millones de personas que conformamos Extremadura y Andalucía, nuestro derecho a no ser nunca más etiquetados ni relegados del progreso. Esta crisis ha demostrado que la historia la escribe cada uno con su esfuerzo, con sus valores y sus propios objetivos.

Somos una autonomía y un país que debe continuar luchando cada día por la igualdad y la justicia social, por nuestros pueblos.

Son muchos los desafíos que aún tenemos por delante. Y es la unión entre españoles, entre extremeños, de la izquierda y la derecha, la que nos aporta mayor capacidad para superar cualquier adversidad, económica, política o social. Demostremos que juntos somos un país y unas regiones sin complejos ni temores. Seamos inteligentes y generosos, la España y la Extremadura y la Andalucía plural que defendemos es aquella que es capaz de afrontar su presente y su futuro sin mirar al pasado. Para ello tengamos nuestro propio mapa. ¿Conocen la proyección de Peters? Pues eso.