Lleva dos meses ejerciendo por primera vez un cargo que ha costado 20 años designar en la Universidad de Extremadura, pese a los nueve intentos. El claustro dio el pasado abril su confianza al físico Vidal Mateos para convertirse en el primer Defensor Universitario, un "servicio", como el lo define, que está desarrollando con cercanía, eficacia, compromiso y alegría, aunque le aparte durante al menos los próximos cuatro años de una de sus pasiones, la docencia.

--¿Cómo han sido estos meses?

--Muy intensos y sorprendentes porque no sabía exactamente qué me iba a encontrar, uno se cree que conoce la universidad pero que va, y es muy gratificante sentirse útil. Hemos recibido ya 32 reclamaciones formales, pero las consultas a través del correo y el teléfono no han parado.

--¿Quién se queja más en la Uex?

--Como era de esperar la mayor parte de los casos vienen de estudiantes, 22 hasta el momento, luego hay otros cinco de profesores y cinco más del personal de administración y servicios.

--¿Qué reclaman los alumnos?

--Ha habido muchas quejas referentes a los exámenes y por ahí nos hemos dado cuenta de que hay que cambiar nuestra reglas de juego para los exámenes. Con la implantación de Bolonia se ha insistido en la evaluación continua, pero nuestras reglas están pensadas con un único examen final cuando hay un montón de elementos de evaluación que ahora tienen más peso.

--¿Qué casos llaman su atención?

--Los referentes a las becas de los estudiantes me han estremecido personalmente, porque encierran problemas familiares y personales difíciles y por los que te das cuenta que era necesaria una figura así. También hay quejas por el funcionamiento administrativo de la universidad. Entiendo que debe haber reglas, pero a veces ignoramos que no funcionamos al servicio de las personas.

--Ahora le utilizan como la primera instancia para reclamar...

--Sí y ya les he tenido que decir que antes deben hablar con los profesores y su centro. Supongo que me conocerán pocos todavía, pero muchos me mandan correos por cualquier cuestión que luego tengo que derivar a otros servicios. Creo que me consideran como el primo de zumosol: ´a ver si usted me sabe decir, a ver si puede hacer algo,...´ Se creen que solo me dedico a defender a los alumnos, es curioso.

--Pero no es así, ¿de qué se quejan los profesores?

--Me estoy encontrando con situaciones que se arrastran desde hace tiempo, enquistadas, pero el reglamente no me permite atender casos de hace más de un año. Otros hacen referencia a la continuidad en el puesto de trabajo ahora que parece que la ola de recortes va a llegar con más fuerza a la Uex.

--Pero ahí su margen de actuación es limitado...

--Claro, de hecho los primeros que vinieron se fueron sin solución pero contentos porque les informé de las reglas de juego. En estos casos no puedo hacer otra cosa, salvo que se esté incumpliendo algún derecho de la persona o se esté cometiendo alguna arbitrariedad.

--¿Qué le plantean el resto de trabajadores de la Uex?

--Entre el personal de servicios es donde más casos crónicos me estoy encontrando y además es el ámbito donde más tengo que estudiar, porque es desconocido para mí.

--¿Qué hace en esos casos?

--Moverme mucho, hasta ahora he intentando hacerlo todo mediante gestiones personales. Visitar vicerrectores, gerente, jefes de sección,... y pedir ayuda. Me parece que así es más humano y se dan más condiciones para que haya éxito. Además, el Defensor adjunto y yo contamos con asesores, que nos dan más seguridad.

--¿Cuántos de esos 32 casos siguen abiertos?

--Ahora creo que hay abiertos cinco. Los más significativos los estamos cerrando con un informe con propuestas para llegar a la solución. Este se lo enviamos a las partes implicadas y nuestra idea es colgarlos en la web, manteniendo la confidencialidad.

--Con datos ya en la mano, ¿era necesario en la Uex la figura del Defensor?

--Creo que sí. Muchas personas me han dicho ´por fin´ y aunque la Uex tiene otros mecanismos para reclamar, esta figura es un cauce más potente para que las situaciones inevitables se puedan resolver de forma más sensata.

--¿Cómo espera el próximo curso?

--Antes de comenzar intuía que podríamos andar entre los 100 y 150 casos mensuales, pero esto apunta que me quedaré corto. Supongo que el nuevo curso será cañero y el aluvión será de los alumnos. Lo afronto con alegría.

--¿Qué le han dicho otros defensores al primero extremeño?

--´Por fin´. Me reuní con los defensores del G-9 en Ciudad Real y es lo primero que me dijeron. Me sorprendió que todos pasaran de los 60 años de edad. También me dijeron que me llevara lo mejor posible con el rector, pero que marcara las distancias y por eso no ubicaremos las oficinas en los rectorados.

--Entonces, ya solo queda el País Vasco sin Defensor...

--Es que es difícil elegirlo en cualquier lado, aquí no somos más raros aunque hayamos tardado 20 años. Otros campus mantienen a sus defensores porque no logran renovarlos, no es fácil encontrar un mínimo de apoyo cualificado.