Requiere de unas condiciones climatológicas muy concretas y por eso, aunque la Dirección General de Medio Ambiente lo sigue desde hace más de una década y desde el 2011 forma parte del catálogo de especies invasoras la azolla o helecho de agua no se ve con frecuencia en las cuencas extremeñas. Años atrás se ha intervenido en alguna ocasión en los límites del Tajo Internacional, pero hace 20 días la azolla ha comenzado a proliferar en la confluencia del río Tajo con el Almonte y especialmente en este afluente, en un tramo de al menos un kilómetro y medio, según los últimos datos disponibles en la Dirección General de Medio Ambiente.

La aparición de este helecho de agua ha sido posible por la confluencia de lluvias muy abundantes y un incremento brusco de las temperaturas --"una explosión de calor"-- que se dio a mediados de mayo, además de por una alta concentración de fosfatos o nitratos en el agua, algo asociado a zonas de cultivos o de explotaciones ganaderas.

En todo caso es la primera vez en cinco años que esta planta cubre una superficie tan amplia en un río extremeño, aunque la presencia de esta invasora es cada vez más frecuente en España, asociada también a los efectos del cambio climático. Por eso es una de las plantas exóticas incluidas en el proyecto Life Invasep de la Dirección General de Medio Ambiente --junto al camalote y el mejillón cebra--, que monitoriza a las que suponen una mayor amenaza para los ecosistemas de la región.

"Si vuelve a haber lluvias fuertes se acabaría con ella", explica María Jesús Palacios, coordinadora del proyecto Life Invasep. Es una de las diferencias de este helecho con la invasora del río Guadiana. La azolla prolifera en aguas calmadas (no necesariamente estancadas) y se multiplica por la propia planta o sus esporas, que están presentes en casi todas las masas de agua y son muy difíciles de detectar. La forma más efectiva de acabar con ella es que el agua corra, de ahí que se esté planteando la posibilidad de programar un desembalse. "Se le ha comunicado la situación a la Confederación Hidrográfica del Tajo para que lo tengan en cuenta por si hay una proliferación abusiva", señalan desde Medio Ambiente. La intervención de la CHT puede suponer simplemente realizar controles para garantizar la calidad del agua, pero también programar un desembalse aguas arriba para arrastrar el manto rojizo que ha cubierto ya parte del Almonte, especialmente en zonas de terrenos abruptos y difícil acceso.

NO HAY RIESGO, DE MOMENTO La advertencia de la Dirección General de Medio Ambiente se trasladó a la CHT el pasado 27 de mayo y es preventiva. "Por el momento la presencia de este helecho no supone ningún riesgo", advierte Palacios, más allá, eso sí, del impacto visual que supone el llamativo color de esta planta. La principal amenaza es que pudiera llegar al pantano de Guadiloba del que se abastece Cáceres a través del trasvase que le une al Almonte --porque la proliferación de la azolla está asociada a un enriquecimiento del agua en fosfatos y nitratos, que suponen un riesgo para el consumo humano--. Si así fuera, habría que analizar si el agua es apta o actuar para retirarlo, como ya se hizo a principios de mayo en el embalse pacense de Valuengo, que también se vio afectado por este helecho. La CHT no ha respondido a la petición de este diario.

En todo caso la Junta ya está planificando, a través del proyecto Invasep, acciones de futuro para prevenir los efectos de esta invasora, entre ellas instalar brazos de contención, similares a los que se usan con el camalote, para acotar su proliferación.