Una beca Erasmus trajo a Laura hace 4 años a Cáceres: "Fue casualidad. Estaba entre Madrid y Cáceres, pero era mejor Cáceres para venirme con mis 5 perros y terminar aquí veterinaria", afirma la que es ahora copropietaria de El Refugio San Jorge de Cáceres.

Al finalizar la carrera, fue consciente de la cantidad de abandonos de animales que se producen en la comunidad y de la existencia de la eutanasia fortuita. "En Cáceres vivo bien. Es una ciudad pequeña y me llevo bien con la gente". Está plenamente integrada en la sociedad cacereña y no se plantea irse de Extremadura.

A su parecer, los italianos y los españoles somos muy parecidos, pero "tenemos una concepción distinta de la consideración que se debe tener con los seres vivos". Afirma que, en Italia, desde 1982 está prohibido por ley sacrificar animales sin ninguna causa y que aquí se hace simplemente "si se pone enfermo y no se quiere gastar dinero en curar al animal".

Su intención es que, poco a poco, la sociedad cacereña se vaya concienciando de que los animales no son cosas sino seres vivos y que, por lo tanto, no se pueden abandonar cuando "ya no son bonitos". Ella y los otros socios del refugio estarán del 15 al 21 de julio en el Centro Comercial Ruta de la Plata intentando conseguir alimentos para los animales que tiene, pues no poseen recursos. Además, van a presentar un propuesta de castración masiva de los gatos callejeros a la concejala de Medio Ambiente del ayuntamiento.