Si una cosa hay clara es que ni los propios expertos se ponen de acuerdo con la edad ideal para que un niño tenga su primer móvil. Antes, el terminal solo ofrecía la posibilidad de hacer llamadas y como mucho, enviar mensajes de texto, pero ahora, en plena era de ebullición tecnológica, existen pocas funciones que no puedan hacer los teléfonos apodados 'inteligentes', desde innumerables aplicaciones con infinitas funciones hasta el arma que más temen los progenitores: internet. La puerta a la nube de información sin posibilidad de filtros atemoriza a padres a la hora de poner en manos de sus hijos un terminal, pero la demanda de ¡Mamá, quiero un móvil! aumenta con más frecuencia. En España, la media de edad de los jóvenes que usan su propio móvil oscila entre los 11 y 13 años, pero los estudiosos de conductas infantiles consultados por este diario aseveran que más que una cuestión de edad adecuada para poder manejar el terminal sin recaer en conductas peligrosas, la elección estriba en una necesidad real La principal ambición de los padres a la hora de comprar un teléfono para sus hijos es poder tenerlos localizados en todo momento, en su mayoría a esas edades cuando empiezan a pasar tiempo fuera de casa con sus amigos, pero pocos --aunque cada vez más-- son conscientes del peligro que puede representar. En ese sentido, los expertos aseveran que la decisión no deberá estar motivada en la "pesadez" de los jóvenes que quieren seguir patrones de conducta de sus semejantes, sino en casos en los que el menor tenga que ser localizable por motivos de desplazamiento o porque por otras cuestiones tiene que pasar tiempo fuera.