Paseantes, corredores y ciclistas salieron ayer a las calles y parques de Extremadura en la primera jornada de ‘libertad’ tras 49 días de confinamiento por la pandemia del coronavirus. El tiempo acompañó con un día soleado y de temperaturas suaves.

Aunque Badajoz amaneció con niebla, no desanimó a los cientos, por no contar miles, de deportistas que no veían el momento de salir de casa para, por fin, hacer ejercicio al aire libre. A las seis de la mañana ya había gente en las calles que se dirigía a sus rutas. Dos de los lugares más concurridos, como estaba previsto, fueron los parques de las dos márgenes del río y el trasiego en los puentes. Corredores, paseantes y ciclistas con y sin mascarilla tomaron literalmente estos espacios mezclándose con cierto desconcierto para intentar respetar las distancias, obligación en ocasiones complicada por la cantidad de gente en torno a las nueve de la mañana.

Los juegos infantiles y los aparatos de calistenia siguen precintados y fueron respetados. Tanto la Policía Nacional como la Local se mantuvieron vigilantes.

Tras recorrer senderos y caminos, como si de un toque de queda se tratase, al acercarse las diez de la mañana, parques y puentes se fueron vaciando y salieron de sus casas los mayores, a los que a esa hora llegaba su turno. Algunos siguieron su rutina habitual para sacar a los perros o ir a la compra caminando, pero otros se permitieron el placer de pasear en pareja por primera vez desde que comenzó el estado de alarma.

La imagen de Badajoz se repitió en las otras ciudades extremeñas. Habría que recordar que en los pueblos de menos de 5.000 habitantes (el 85% de la comunidad) no existe restricciones de horario para salir a la calle.

«Nos han dado permiso»

José Ramos y Gloria - De Badajoz

Con puntualidad inglesa salieron de sus casas José Ramos y su mujer Gloria para iniciar un paseo juntos en la avenida Adolfo Díaz Ambrona de Badajoz a las diez de la mañana, el horario marcado para las personas mayores. Era el primer día que podían salir juntos a la calle: «Nos han dado permiso y aquí estamos, a ver si nos va bien y no nos cansamos mucho, después de tanto tiempo confinados», comentaba ella, que sí suele salir a hacer la compra.

Para él, era el primer día en el que abandonaba su hogar en casi dos meses: «Y muy bien, esperando que ese jefe que tenemos arriba nos dé permiso para salir más tiempo, porque es todo un maestro en manejarnos». José lo echaba de menos, porque ha pertenecido al Club del Caminante y ha andado siempre muchísimo. La hora les viene bien cuando Gloria no trabaja y están de acuerdo con que los hayan separado por horarios.

«Es más la satisfacción de salir que correr»

Macarena Muñoz - Corredora, de Cáceres

No perdió la oportunidad la cacereña Macarena Muñoz de aprovechar el primer día para correr tras más de un mes de confinamiento. A primera hora, sobre las 8 marcó el cronómetro, se enfundó la vestimenta de ‘running’ y se echó a la calle. Para la deportista, acostumbrada al primer nivel de competición, el confinamiento ha pasado factura. «He corrido media hora y parece que una hora, me ha costado, ni me acordaba». Al margen de lo estrictamente deportivo, se mostraba satisfecha. «Ha sido extraño todo, he visto a mucha gente y nos mirábamos a la cara porque no nos podíamos parar, te saludas de otra manera». «Pero es un buen día; es mayor la satisfacción de salir de casa que correr, es la sensación de libertad de estar al aire libre, ya lo necesitábamos». En cualquier caso, pide «prudencia» y asegura que la vuelta debe ser progresiva, «sin esfuerzos». «Evitando asfalto, con una rutina de calentamiento, tomando todas las precauciones posibles y sin volvernos locos para evitar lesiones», concluye.

«Yo ya salía tres veces al día a pasear a mi perro»

Luis De voz Delgado - 79 años, de Badajoz

Luis de Voz Delgado salía ayer, como todo los días, pasadas las 9.30 horas, a pasear a su perro Kum por los alrededores del parque de San Fernando de Badajoz. Lo hace tres veces al día: por la mañana, sobre las 15.30 y antes de las 22.00 horas de nuevo. Por eso que le permitan salir a un horario fijo no le afecta. Vive con su mujer y no tienen planes de salir a pasear juntos, dice que «porque ella tiene mucho miedo de contagiarse». «Nosotros vamos a seguir con la vida ‘normal’ de estos días». Según Luis, su mujer no echa de menos la calle porque tiene muchas tareas en casa, es modista y cose o se entretiene con el ordenador. «Yo soy más callejero», afirma, y además está convencido de que es inmune, porque estando viviendo en Alemania, su mujer enfermó por un virus y él no se contagió. Aunque le digan que se trata de una nueva enfermedad, está seguro de que está hecho a prueba de virus, «porque yo me encuentro estupendamente».

«El parque parecía un domingo por la tarde»

Alberto García - De Badajoz, corredor

Entre los corredores que eligieron en Badajoz el parque de la margen derecha del Guadiana para salir a practicar su deporte estaba Alberto García, que no fue demasiado madrugador, pues apuró hasta las 8.45 de la mañana para empezar su primer día de ejercicio al aire libre tras más de un mes sin saborear esa práctica. En el parque encontró a más gente de la que él esperaba, «es que parece un domingo por la tarde», decía, por lo que los próximos días se planteará salir antes o elegir otro lugar.

Alberto tiene 32 años y lleva varios entrenando y se ha presentado a varias pruebas de atletismo en la provincia pacense (maratones aún no, pero sí medios). Durante las últimas semanas ha hecho ejercicio en casa, «con la elíptica, pero poco más».

Hasta ayer, que ya por fin pudo salir: «Lo hago con muchísimas ganas y también con un poco de precaución, porque son dos meses parado». Este corredor hizo hincapié en la importancia de cumplir las normas tanto al correr como al pasear.

«Vamos con miedo pero hay que estirar las piernas»

Joaquín y María - De Cáceres

Hacen hincapié en el calor de la jornada. Poco usual para una hora tan temprana en mayo. Pasan las 10.30 horas de la mañana y Joaquín Rivera (76 años) y María Arroyo (74) dan su primer paseo juntos en más de un mes. Para ello van bien equipados con mascarillas y ropa deportiva. Han elegido la franja de la mañana porque la segunda «es muy tarde». Tienen clara la ruta, una vuelta a la manzana y a casa, aun así, se muestran satisfechos pero con prudencia. «Por una parte lo vemos bien porque es bueno andar todos los días, ya precisamos estirar las piernas, pero por otra, vamos con miedo porque no queremos que pase como lo que pasó con las salidas de los niños, aquí en Cáceres no, pero en otras ciudades era un desastre», añade María. No obstante, se conforman con la tregua diaria y reclaman a la gente que cumpla las normas de seguridad para «que esto no vaya a más» y puedan por fin dejar de echar de menos a la familia y ver a sus nietos de una vez.

«Viene bien este rato de libertad, aunque sea poco»

«Viene bien este rato de libertad, aunque sea poco»

Rosario y Ángel - Madre e hijo, de Cáceres

Para María del Rosario Crespo (85 años) la de ayer sábado fue su primera salida durante la cuarentena. Debido a sus problemas respiratorios y a su rango de edad, entra dentro de uno de los colectivos de mayor riesgo por el coronavirus. La cacereña respetó rigurosamente el confinamiento y no fue hasta la mañana de ayer, momento en el que el gobierno autorizó las salidas en franjas horarias, cuando decidió pisar la calle. Lo hizo acompañada de su hijo Ángel (56 años) y aprovecharon para comprar el pan. «Seis semanas llevaba sin salir», pone de manifiesto a este diario. En ese sentido, agradece las medidas del desconfinamiento paulatino y las respeta aunque no sin esfuerzo. «Me ahogo, y con la mascarilla es peor.

Al margen de las dificultades, su balance del primer paseo es positivo: «Viene bien este ratito de libertad». «Aunque sea poco», apostilla.

«Los deportistas iban con mucho respeto»

Mavi Blanco - Corredora, de Cáceres

La Mejostilla fue el lugar elegido por la cacereña Mavi Blanco para inaugurar la primera jornada de permiso para hacer deporte tras 50 días de parón en casa. Fue madrugadora, la primera franja de la mañana eligió para imponer una nueva rutina de ejercicio. Llegó hasta el polígono ganadero y en su reloj marcó aproximadamente una hora de ruta. Relata a este diario su recorrido. «Salí cerca de mi casa, he ido despacito, entre las 8 y las 9, en esa hora he visto más ciclistas y corredores», expone mientras recalca que la tónica general ha sido de civismo. «Todos los deportistas iban con mucho respeto y guardando las distancias», pone de relieve.

En cuanto a las sensaciones deportivas, reconoce que tras el parón obligado de más de un mes y medio, «las piernas no respondían como otras veces, iba más lenta», pero asegura que esto se equilibra con la recompensa de salir a la calle y sentir la brisa durante la carrera. «Se agradece el fresquito mañanero».

Hoy podrá seguir con esta nueva rutina deportiva.