Juan Sáez tiene 18 años, es de la localidad pacense de Azuaga y siempre ha querido alistarse en el Ejército. «La vida militar me gusta desde que era pequeño y ya que he terminado mis estudios, me voy a alistar». Es uno de los jóvenes que esta semana han pasado por el Punto de Información Específico del Ejército de Tierra instalado en Cáceres. «Me han informado de cómo entrar en la escala de suboficiales el año que viene o como soldado este año: mi preferencia es Infantería Ligera y lo voy a hacer», confiesa seguro de la decisión que acaba de tomar.

Uno de los encargados de explicarle todos los detalles fue José Miguel Caballero Montero, que es cabo mayor y desarrolla su labor en la oficina que está ubicada en Sevilla. La visita a la ciudad cacereña se realiza en el marco de una acción de dos días de duración dirigida a los ciudadanos que quieren ingresar en las Fuerzas Armadas, tanto a nivel de tropa, como de oficiales y suboficiales, con o sin carrera universitaria o título de técnico superior, es decir, todas las formas de acceso a las Fuerzas Armadas en sus diferentes escalas.

En cuanto a los requisitos, para ser soldado, en la escala de tropa y marinería, se requiere tener como mínimo 4º de la ESO. Para ser suboficial, se exige ser menor de 21 años y disponer del título de Bachillerato. Para la escala de oficiales, se hace necesario haber aprobado la Selectividad y ser igualmente menor de 21 años. También se puede acceder al cuerpo jurídico militar, al de intendencia, de sanidad militar, farmacia, veterinaria, odontología, músicas militares... «Nosotros damos la información a los interesados», indica Caballero.

¿Y cuál es el perfil de la gente que acude en busca de datos? «Son personas jóvenes a las que les llama la atención las Fuerzas Armadas, a veces incluso la Guardia Civil o la policía. Acuden bastantes con la carrera universitaria, otros sin ella, y un porcentaje de interesados que provienen de familias militares».

¿Suele primar la vocación? «Hace unos años sí, sin embargo hoy en día encontramos a muchos y muchas que ni siquiera tienen esa tradición familiar, pero les resulta atractivo este mundo». El cabo mayor señala que a lo largo del año ofrecen información en los colegios, los institutos, universidades y en ferias del estudiante. «Por ahí se capta numerosa gente».

El punto de información recorre diferentes zonas de la geografía española, antes de la pandemia pasó por Badajoz, esta semana lo ha hecho por Cáceres y a partir del 16 de septiembre estarán en Ceuta. «Nunca lo hacemos como captación sino a título informativo porque las plazas se cubren todas. De hecho del 1 al 14 de septiembre permanece abierto el ciclo de tropa y marinería».

Durante la pandemia no han podido salir a la calle ni impartir charlas ni conferencias ni mesas redondas. Pero sí es cierto que agradecen la valoración que la opinión pública ha realizado de la labor del Ejército durante el coronavirus. Y es que ahora las Fuerzas Armadas asimismo preparan a los futuros soldados para lidiar otra batalla: la del virus. Tanto en Tierra, Armada y Aire.

MÁS PUESTOS / Desde la instauración de la democracia, y sobre todo tras el fin de la mili y la profesionalización del Ejército, las Fuerzas Armadas han ido reduciendo su tamaño, hasta situarse en algo más de 120.000 militares en activo. Ese proceso cambió por primera vez el año pasado cuando el Gobierno de Pedro Sánchez dio luz verde a un aumento de 7.000 militares de forma progresiva, hasta 2024. El nuevo régimen de conciliación familiar ha permitido a los mandos de los ejércitos reclamar al Gobierno ese aumento.

La Ley de la Carrera Militar de 2007 fija el número máximo de efectivos militares en servicio activo entre 130.000 y 140.000. Sin embargo, la cifra actual ronda algo más de 120.000. De hecho, según destaca el Ministerio de Defensa, la carrera profesional hoy en día es exactamente igual para hombres y mujeres, no existen cuotas específicas ni particularidades para ninguno de los dos sexos. Por lo tanto, hombres y mujeres militares tienen las mismas tareas, formación, responsabilidades y régimen disciplinario.

UN TRABAJO / Por el puesto instalado en el Paseo de Cánovas han pasado decenas de personas. Un ejemplo de que ser soldado es una profesión con futuro y está en el Cefot, Centro de Instrucción de Tropa cuya unidad en 2001 se daba por cerrada. Nada más lejos de la realidad porque a finales de agosto llegaron a la base de Santa Ana 1.386 nuevos alumnos, quienes tendrán que hacer una preparación muy diferente, marcada por las exigencias del coronavirus. Realmente, los futuros soldados no saldrán de las instalaciones militares durante los períodos de enseñanza presencial, ni diariamente a la ciudad, ni de fin de semana, a sus domicilios familiares mientras la situación sanitaria no lo permita.

Los 1.400 del último ciclo que ya habían jurado bandera en febrero tuvieron que marcharse de las instalaciones a mediados de marzo antes de que se decretase la cuarentena. Uno de ellos, Javier, natural de Almería, cuenta su experiencia. Hizo Bachillerato, Selectividad y luego se presentó a las pruebas físicas del Ejército porque desde pequeño siempre le había gustado y tenía tres condiciones fundamentales para ello: una gran vocación, ganas de ayudar a los demás y pasión por el deporte.

De su formación en la capital cacereña guarda muy buen recuerdo. «Compartí grandes experiencias de vida». Actualmente está en Oviedo, donde continúa su formación y donde recientemente ganó la boina de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable. Para Javier, «el Ejército es una gran familia. Y ahora con la pandemia del coronavirus -reconoce satisfecho- la gente nos valora tal como nos merecemos».