José Luis Rodríguez Zapatero salió ayer al paso del panorama catastrófico que viene exponiendo José María Aznar ante un hipotético triunfo de la izquierda en las elecciones del 25-M. Destacó el líder socialista que esos "temores" y "malos augurios" incapacitan al presidente del Gobierno para ofrecer un futuro de convivencia democrática.

Un día después de que el líder del Partido Popular abriera campaña en Murcia, el secretario general del PSOE expuso en esa misma ciudad su catálogo de intenciones sobre cómo es esa otra forma de gobernar que promete. Se basa, manifestó, en la "ética" y en la "solidaridad", aparcando los errores del pasado que, reconoció, se cometieron bajo mandato socialista.

Sin mostrar enfado alguno, Zapatero dio la vuelta al argumento del miedo a la izquierda que agita Aznar. Aseguró que el Partido Popular "intenta transmitir temores" porque sabe que "va a perder". "No conoce a los españoles", dijo, que "nunca han dado su voto por miedo". Zapatero marcó las diferencias entre la derecha y izquierda. Los valores de aquélla "cotizan en bolsa"; los de la izquierda "en el corazón". Los más de 5.000 asistentes le premiaron con una cerrada ovación.

EJECUTIVO CON SOBERBIA

En su línea de mostrar el rostro tolerante de la política, Zapatero aseguró que "nadie ofrece futuro con miedo, rencor o descalificaciones". Frente a la estrategia de los conservadores, enfatizó que para él "ningún partido es peligroso en democracia, ni siquiera el PP". Zapatero pidió el voto de los que se han sentido "despreciados" y "no respetados" por un Gobierno "con mucha soberbia", en referencia a las protestas sociales por el naufragio del Prestige y la guerra de Irak.

RENOVACION SOCIALISTA

Ante esta campaña que sirve también para conocer las intenciones y el liderazgo de Rogríguez Zapatero, el secretario general del PSOE destacó la "renovación" del partido. Y contrapuso la autocrítica del PSOE con la complacencia del PP, el partido "de la gente que lo tiene todo".

Por otra parte, el PSOE no tendría problemas con el mantenimiento de un grado adecuado de estabilidad en las finanzas públicas, aunque arremete contra la política de déficit cero que practica el Gobierno por los "daños colaterales" que produce, al tratarse de "la persecución del equilibrio absoluto a cualquier precio como un objetivo que se debe cumplir siempre y en todo momento con independencia de la posición cíclica de la economía o de las necesidades de gasto público".

De esta manera consta en el argumentario socialista, centrado en la necesidad de aplicar en España "una economía moderna al servicio del empleo".